9 de agosto de 2010

Dos décadas del Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina

¡20 años Cumpas!
Por Juan Mascaró y Juan López de Mesa (*) - El miércoles 4 de Agosto se celebró el vigésimo segundo cumpleaños del MoCaSE. Durante varias jornadas jóvenes, niños y ancianos han preparado cánticos, pancartas y consignas que se desplegaron en la marcha que comenzó en la Casa Campesina en las afueras y recorrió, ruidosa y colorida, el centro de Quimilí. Frente a la vieja estación de tren, una mística recordó los inicios del movimiento, las primeras y clandestinas "juntadas", el contagio del valor que fue haciendo perder el miedo a organizarse en medio del gobierno autoritario del recientemente fallecido Carlos Juárez (PJ).

El modelo agro exportador que rigió durante un siglo la vida económica de la Argentina consagro el desequilibrio estructural entre la región del puerto y del litoral y las provincias empobrecidas del interior. Lejos de revertir esta situación el proceso de industrialización del país, al asumir la característica de sustitución de importaciones de bienes de consumo, privilegió como forma de localización de industrias la proximidad de los mercados consumidores, por sobre el origen de los insumos. La inserción en esa economía agro exportadora la realizó la provincia de Santiago del Estero a través de la explotación forestal destructora de más de 10 millones de hectáreas de bosques vírgenes. Los ferrocarriles ingleses y franceses necesitaban de los durmientes extraídos del quebracho colorado santiagueño para reemplazar los de metal originariamente utilizado. A inicios del siglo XX La Forestal, devastó los quebrachales y mantuvo condiciones laborales de semiesclavitud. Sobrevinieron las estancias con trabajo a destajo, el juarismo (régimen de gobierno que se mantuvo casi medio siglo) y el avance de los empresarios sojeros.(...)
La tierra es menos una posesión que un espacio de contención y desarrollo amplio, que otorga bienestar ahora y siempre, un espacio por el cual es preciso – preferible - luchar. En esta instancia interviene el carácter esencialmente ideológico de la experiencia, que toma como punto de partida esta necesidad vital, la desplaza al campo de la crítica universal al modelo de sociedad que género la ausencia de derechos territoriales y comienza a poner en tela de juicio el concepto de propiedad privada. La idea de “zona liberada” por la política tradicional está muy ligada a este desarrollo más libre de un aprendizaje político que se distancia de las estructuras tradicionales. Refiriéndose a los inicios del movimiento algunos investigadores concluyen que los pobladores comenzaron a organizarse y formaron comisiones de trabajo y de resistencia. Y también despertaron de golpe a la política, pues ni los punteros locales ni el gobernador de la provincia, que nunca los recibió, se preocupaba por la suerte de esas familias.


Pre-historia
Haciendo memoria del tiempo antes del tiempo, Ángel Strapazzón, de la central de Quimilí, cuenta que “En Los Juríes empezó el trabajo en 1983 junto con Roberto Killmeate, un cura palotino que había sobrevivido a la masacre que hicieron los militares y al que los irlandeses llevan a Irlanda. Allí conoce cosas, experiencia del IRA, organizaciones que nacen del campesinado perseguido por los británicos. Las centrales campesinas surgen en Los Juríes porque allí Killmeate se encuentra con Enrique Dussel que venía trabajando con la teología de la liberación y cae el Roque Acuña que tenía 17 o 18 años y Fernando Kraft se hace contratar por el instituto nacional de tecnología agropecuaria (inta) y empieza a trabajar en Figueroa y se forma el Instituto de Cultura Popular (InCuPo) en Añatuya y ahí está la base”.
Desde el comienzo, la conformación del MoCaSE se vinculó a una noción del espacio y sus límites, de la extensión. Raimundo Gómez, uno de los fundadores del MOCASE explica en forma muy particular el inicio de la organización y las motivaciones que lo movieron a participar activamente. “Yo busque... o sea, hay un horizonte allá lejos. Yo tenía la esperanza de llegar ahí… Pero para que buscaba eso, con fin de que. ¿Que buscaba llegando al horizonte? ¿Un paraíso, un algarrobo, una camioneta? Nadie sabía que buscaba yo. Pero sí yo sabía que buscaba. Yo buscaba la felicidad, y la felicidad de mis compañeros, de mi pueblo, y de mi comunidad”.
La lucha por la tierra en Santiago del Estero excede la experiencia del MoCaSE pero encuentra en esta organización su herramienta mas útil y efectiva. La idea de una tierra que no debe ser comprada ni adquirida, “que siempre fue” impone para lxs compañerxs campesinxs una mirada acerca del terrateniente como alguien que se esta interponiendo entre la tierra y ellos, distinto en ese sentido a la instancia de toma de conciencia que se pensó históricamente desde el marxismo para el trabajador urbano (el obrero industrial, por ejemplo) donde la liberación pasaba por romper con la tradición de la relación de poder imperante, un proceso que podría sintetizarse con la frase: lograr que el obrero comprendiera que la fabrica es de el.
La tierra es menos una posesión que un espacio de contención y desarrollo amplio, que otorga bienestar ahora y siempre, un espacio por el cual es preciso – preferible - luchar. En esta instancia interviene el carácter esencialmente ideológico de la experiencia, que toma como punto de partida esta necesidad vital, la desplaza al campo de la crítica universal al modelo de sociedad que género la ausencia de derechos territoriales y comienza a poner en tela de juicio el concepto de propiedad privada. La idea de “zona liberada” por la política tradicional está muy ligada a este desarrollo más libre de un aprendizaje político que se distancia de las estructuras tradicionales. Refiriéndose a los inicios del movimiento algunos investigadores concluyen que los pobladores comenzaron a organizarse y formaron comisiones de trabajo y de resistencia. Y también despertaron de golpe a la política, pues ni los punteros locales ni el gobernador de la provincia, que nunca los recibió, se preocupaba por la suerte de esas familias.

Mirta y Pancho pertenecen a la comunidad de Santa Rosa, cercana a la Central Campesina de Quimilí y recuerdan los inicios: “Aquí había reuniones, nos invitaban. Nosotros después sembramos algodón y vamos a escuchar qué era eso que no entendíamos nada. Empezamos a conversar algunas cosas, y por ahí se hacían algunas reuniones aquí. Hemos ido trabajando así, conociéndonos. Después empezamos a conocernos con familias de otros lotes... y hemos decidido de formar una comisión. Nosotros teníamos esa idea, pero aquí la gente estaba en toda esa cuestión política, los políticos entraban. Yo salía a visitar a la gente, me iba a la casa de la gente. Había lugares que la gente salía, me recibía y conversábamos de todo esto, de lo que era la organización, de lo que queríamos hacer, de las necesidades...Había lugares que iba y la gente estaba, pero cuando yo llegaba no había nadie; o algunos salían y me decían «ah! Doña, que van a hacer, no van a hacer nada, qué van a conseguir, eso solamente el gobierno lo hace»".

Del mismo paraje, un puntal de la organización, Carlitos Luna, recuerda sorprendido: “No conocía que era el MoCaSe, cuando me he dado cuenta estaba adentro. Aquí, me acuerdo, hacían las reuniones, y cuántas veces me llegaban tarjetitas de invitación y nunca participaba, las leía y las tiraba y chau. Hasta que un día se me ha ocurrido ir y he entrado a discutir. Simplemente lo que se trata es de no copiar, no hacer lo que hacen los partidos políticos. Hacer otra política diferente”.
En Santiago, ya durante los primeros años de organización apareció una opción clara por la construcción de una alternativa antes de la destrucción del enemigo. Aquí, en lo prefigurativo, en el ensayo (y hasta la puesta en practica) de “lo nuevo” radica la instancia superadora de la simple guerra por el poder. Así dice Carlos “En ese tiempo, decíamos que matarlo a Juárez, yendo a la violencia, si nos ponemos de acuerdo todos y vamos a la violencia tampoco es una solución, porque si lo matas a Juárez ahí vienen los Juarecitos. Eso es como querer matar a dos o tres milicos, pero ¿cuántos milicos hay en la Argentina?, hubo que vencer con las ideas”.

Tierra y otras luchas
El conocimiento y contacto directo de la gran mayoría de los integrantes del movimiento con otros procesos de lucha del país y del mundo o las discusiones sobre el rol de la mujer en las luchas y la vida cotidiana contribuyeron al crecimiento y radicalización de ese caminar.
En toda la provincia, la confrontación entre los campesinos que ocupan las tierras y los terratenientes que dicen ser sus dueños asume formas similares. El terrateniente llega a la zona con títulos de propiedad de las tierras (falsos o adquiridos en otra parte) y exige a la familia campesina que abandone el lugar. Durante muchos años, el campesino veía ante sí a un enemigo demasiado poderoso, que contaba no sólo con dinero sino con el apoyo de los jueces y de la policía. El trabajo del MOCASE en la concientización de los campesinos ha sido decisivo y cada vez son menos los que ceden a las presiones y aceptan la negociación individual. En muchas ocasiones, ante el fracaso de estos intentos, los terratenientes acuden a la fuerza, con herramientas proporcionadas por el poder judicial y el aparato represivo de la Provincia. Desde la carpa negra, levantada el 12 de octubre de 1998 en el paraje La Simona, existieron en toda la provincia infinidad de carpas de resistencia. La dura represión de que han sido objeto los campesinos no ha conseguido quebrantar la voluntad de lucha de las comunidades.
Ángel entrelaza su propia historia con la del movimiento y pone fechas al inicio."Vine acá el 6 de octubre de 1976. Yo tenía 19 años y estudiaba filosofía y musicología aunque me faltaban algunas materias de la secundaria. Entonces cae un tipo de Quimilí que nos habla de un lugar que se llama Cejolao donde hay campesinos muy interesantes y armamos un grupo de investigación para conocer a los viejecitos del monte que tuvieran alguna tradición oral, una acumulación de saber popular milenaria. No nos inscribíamos en ninguna escuela porque no conocíamos ninguna escuela ideológica ni filosófica, pero sí teníamos claro que queríamos hacer un paréntesis de todo pensamiento que nos influyera y escucharlos”.

En 1999 se realizó el primer congreso provincial del Movimiento. Entre otros temas, se discutió el funcionamiento y la forma de toma de decisiones. Se produjo una brecha que sería insalvable. Un sector –ligado al Programa Social Agropecuario (PSA) y en búsqueda de acuerdos con el Estado – pretendía una forma vertical, con una comisión directiva, presidente y secretario. El otro sector, con centrales fuertes como la de Quimilí, apostaba a horizontalizar la organización, con trabajo por comisiones y decisiones asamblearias. Comenzaba el proceso de división que se explicitaría en noviembre de 2001 cuando el Mocase debía renovar autoridades. La integración a la Vía Campesina definió desde entonces líneas estratégicas y una agenda de actividades que abrazan el cumpleaños número 20 en este agosto de Quimilí.

10mo Campamento Latinoamericano de Jóvenes: “Una caricia para el alma
Una murga suena y los parlantes llaman a una compañera de Colombia. Ese es el panorama cotidiano en este décimo Campamento Latinoamericano de Jóvenes, en el que el Mocase VC festejó sus 20 años. La situación de las corporaciones mediáticas, soberanía alimentaria y reforma agraria integral fueron ejes centrales del campamento que reunió a casi 1000 jóvenes de nueve provincias argentinas, distintos países de Latinoamérica y también de Europa bajo el lema “Por la soberanía de nuestros pueblos, nos formamos, resistimos y luchamos contra las trasnacionales”. Pese al invernal frío que sorprendió a la región, acalorados y fraternos debates se desarrollan en cada comisión. La Casa Campesina del Mocase, ubicada en las afuera de Quimilí, un pueblito del norte santiagueño, repleta de carpas, fue el escenario de jornadas que comenzaban temprano, alrededor de las 8, luego del desayuno, siempre una mística (representación) que nos introducía al tema del día y posteriormente pequeños paneles ofrecidos por integrantes de Vía Campesina de Latinoamérica preparan el terreno para el trabajo en 25 a 30 grupos, integrados desde niños y niñas hijas de campesinos, jóvenes de pueblos del campo, chicos de barrios, militantes universitarios, referentes campesinos e indígenas provenientes de muy distintas realidades.
Por la noche reunidos en distintos fogones con guitarreadas y el siempre presente mate, continuamos conociéndonos y aprendiendo a bailar las costumbres de cada región. La Mesa Campesina del Norte Neuquino y la zonal Picunce de la Confederación Mapuche son los representantes de Neuquén, el contingente más sureño que llegó a Quimilí después de pasar 36 horas en el colectivo, que se están repitiendo hoy a la vuelta de ellos y de todxs de esta experiencia de rebeldía y fraternidad, de reflexión y revolución. Todos estan listos llegando el jueves para participar de la celebración.

¡Fiestón!

Desde la tarde-noche del miércoles 4 de Agosto todo fue gran fiesta popular en Quimilí, con muchísimos artistas como el Grupo Alas, Rubén Patagonia, la cachaca de Marcelo Veliz, Arbolito y Raly Barrionuevo. Temprano, una mística recordó a los compañeros que ya no están con el resto de los "históricos" del MoCaSE parados frente a una pantalla viendo sus fotos. Entre la música y el baile colectivo de casi 2000 personas, recibieron el diploma oficial los primeros egresados de la Escuela de Agro ecología, una experiencia de educación que comenzó hace 3 años y es orgullo del movimiento, por la tenacidad y entereza con que los jóvenes campesinos del MoCaSE asumieron el compromiso de formarse recorriendo muchos kilómetros durante todo este tiempo.
La educación es una de las bases del Mocase. Desde espacios de formación política para adultos hasta encuentros interprovinciales donde se reflexiona sobre la historia local, provincial y nacional. Participan 62 jóvenes de diversos lugares de la provincia. Una semana de clases intensivas y tres semanas en sus hogares, implementando en terreno todo lo aprendido. Ciencias naturales, historia, derechos sociales, comunicación comunitaria, producción agropecuaria y ecología son algunas de las materias. Viajes, alimentación, alojamiento y libros corren por cuenta de la organización. El cuerpo docente tiene la misma mixtura que el Movimiento, desde campesinos hasta docentes universitarios. Para Doña Mirtha, formar maestros campesinos no es un tema menor y habla en plural. “Vemos que es bueno, es importante. Aquí nosotros tenemos unos maestros que tienen su forma de enseñar. Que se forme un maestro que sepa toda la historia. Los chicos se crían en un lugar y nunca les habla el maestro de ese lugar. No saben los chicos de dónde saca la plata el padre para que les dé de comer; eso no se le enseña a los chicos en la escuela. Le enseñan cosas, que yo no digo que no les sirva,... pero no le enseñan de la realidad donde vive, que el chico aprenda a querer donde vive. Si el maestro se forma con todo esto que nosotros decimos... podría ser que cambiara el sistema de la escuela”. Son tiempos verbales de sueños con los pies en la tierra los de Doña Mirtha.
Canciones y gritos de orden, de guerra y alegría, poblaron la noche del miércoles 4 de Agosto hasta un poco antes de un frío amanecer, demostrando que somos miles que en todos lados estamos transitando el mismo camino. Fuente: www.prensadefrente.org /09-08-2010

(*) Gracias cumpas de Revista Devenir y del Grupo Memoria del MoCaSE VC
AUDIO: Mirta Quiroga, integrante del MOCASE-Vía Campesina
Para más información podés visitar algunas notas sobre el MocaSE Vía Campesina:
Un movimiento nacional
El arma de la educación
Entrevista en FM DEL MONTE
El Mocase, un hito en la defensa de la tierra

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