Construcciones

18 de agosto de 2020

La UAC: ¡frenemos extractivismos!


Prensa Unión de Asambleas de Comunidades Informa
18 Agosto  de 2019


NI UNA PANDEMIA MÁS

Publicado el 18 agosto, 2020

Ni una pandemia más

Como Unión de Asambleas de Comunidades (UAC), red de asambleas socioambientales, que venimos denunciando la explotación y destrucción de la naturaleza y de nuestros cuerpos para las ganancias de unos pocos, queremos hacer un llamado a toda la sociedad para detener este mundo de pandemias.
Esta crisis sanitaria, social y económica que vivimos tiene que llevarnos a reflexionar sobre la ilusoria creencia en el crecimiento económico basado en el despojo y la expropiación de territorios y de vidas, y a centramos en crear nuevas realidades acordes con las necesidades de los pueblos.
En medio de la cuarentena, en lugar de terminar con las causas de esta pandemia que tienen origen en la destrucción de los ecosistemas, las políticas del Estado van en el sentido contrario al que deberíamos transitar, potenciando actividades que sólo traen más destrucción ambiental, más enfermedades y más crisis económicas que generarán más pobreza y peor calidad de vida. Mientras que toda la población cumple con un aislamiento social que ya lleva más de cuatro meses, estas actividades fueron declaradas esenciales por el Gobierno y continuaron operando impunemente.
Si no buscamos una alternativa general como sociedad, como los caminos que asambleas y grupos socioambientales se encuentran transitando, si seguimos cayendo en la trampa de que no hay otra salida al sistema actual, será tarde para detener la proliferación de nuevas pandemias. Y las habrá si no terminamos con el capitalismo a través de una lucha que aúne nuestras rebeldías, las que buscan justicia ambiental y las que buscan justicia social, que tienen bases compartidas en los caminos alternativos hacia la dignidad de la vida y otras formas no destructivas de relacionarnos con la naturaleza.
El modelo de sobre-explotación de la tierra, que tiene como objetivo gubernamental generar divisas, también genera otras consecuencias invisibilizadas: cada año en el mundo se envenenan cerca de 3 millones de personas por el uso de agrotóxicos, -siendo la Argentina el segundo país del mundo en cantidad de litros utilizados de estos venenos-, se desmontan o incendian miles de hectáreas de bosques nativos, selvas y humedales, se contaminan ríos y cursos de agua potable con efluentes industriales tóxicos como los de las curtiembres que, además, envenenan el aire, y se pierde la biodiversidad necesaria para el equilibrio de la vida, debido a la minería a cielo abierto, el monocultivo y el fracking. Además, casi el 63 % de lxs niñxs pasan hambre o están malnutridxs, entre otras pestes provocadas por el sistema económico que todos los gobiernos nos han vendido como progreso, para el beneficio del 1% y en detrimento del 99% restante. Por otro lado, esa búsqueda desesperada de divisas tiene como fin principal el pago de la deuda externa, no la resolución de los problemas de lxs de abajo. Y mientras lxs de abajo sufrimos estas consecuencias, los de arriba festejan las oportunidades de nuevos negocios, transformando en ganancias nuestros bienes comunes.
Como si todo ello fuera poco, actualmente nos enfrentamos a nuevos peligros dentro de este  modelo de saqueo y contaminación: la agricultura 4.0 promovida por el Estado, Bill Gates y el IICA (el plan AgTech con más automatización digital, más OGM, carne artificial, etc.), el nuevo trigo transgénico, el reciente Consejo Agroindustrial Argentino -que se propone consolidar el rol exportador del país y convertirlo en líder en el comercio internacional de alimentos de origen animal y vegetal-, el acuerdo para instalar megafactorías porcinas para China, el Plan Minero 2030, la destrucción de humedales, la construcción de represas (Hidrovía del Río Paraná /COSIPLAN-IIRSA) y todo esto en medio de una crisis sanitaria que nos obliga a permanecer en confinamiento con pocas o escasas posibilidades de salir a reclamar por nuestros derechos. Denunciamos, a su vez, que cuando estas políticas no logran el consenso social, la respuesta del estado es la represión y la persecución a quienes se oponen.
Frente a un escenario en el que crece la certeza de que más extractivismo generará más pandemias, reafirmamos nuestras convicciones:

– Rechazamos la vuelta a la “normalidad”, así como también las “nuevas normalidades” que sean impuestas desde este sistema económico mundial, con sus políticas extractivas, con la militarización de los territorios, con los tratados de libre comercio y con el sistema de patentes sobre la naturaleza. Hacemos responsable al gobierno por estas políticas perversas.
– Reclamamos, como comunidades con derecho a la autodeterminación, un cambio urgente y profundo acorde a nuestras necesidades reales. Para ello, alentamos a la construcción de nuevas prácticas que incluyan otras alternativas, con proyectos agroecológicos y de respeto a las diversidades. Tenemos la certeza de que somos capaces de impulsar y fortalecer estas alternativas ancladas en la regeneración de nuestros lazos con la tierra y la construcción de redes sociales cooperativas y solidarias. Creemos que estos caminos no sólo representan una mejora en la calidad de vida de todxs sino que son la única salida ante un futuro lleno de pandemias para nuestros pueblos y las futuras generaciones.
– Proyectamos un mundo donde aceptemos la pluralidad y la diversidad necesarias para que todos los pueblos quepamos en él, en armonía con la Naturaleza de la que somos parte.

¡NI UNA PANDEMIA MÁS! 

Basta de destrucción de Naturaleza! Frenemos el extractivismo!

Unión de Asambleas de Comunidades, Agosto 2020



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Comisión Prensa y Comunicación

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21 de julio de 2020

III. El apoyo al gobierno Estado que está aniquilando la soberanía alimentaria y la territorial.

Comparemos dos enfoques para entender por qué el primero conduce a entramparse en el apoyo al gob.FF que lanzó como anzuelo a la soberanía alimentaria.

“Espero que la salud pública pueda triunfar sobre el capitalismo”
31 de marzo de 2020
Claudio Katz es economista, investigador del Conicet, profesor de la UBA y miembro de Economistas de Izquierda (EDI) dialogó con El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario que se emite los domingos por Radio Con Vos, sobre la situación de crisis mundial en el marco de la pandemia.

¿Cómo definirías la crisis generada por la pandemia?
Me parece que estamos en presencia de una calamidad natural potenciada por el capitalismo contemporáneo. Ya esperábamos que ocurriera algo así como consecuencia del cambio climático, el calentamiento global, las incontrolables inundaciones, incendios o sequías. Pero finalmente irrumpió el coronavirus, con su arrasadora secuela de contagios masivos. Lo impactante no es el número de fallecidos, sino el inmenso universo de personas confinadas en sus hogares. Es un experimento social inédito.
Considero importante subrayar que no estamos frente a una guerra. No hay ejércitos, batallas, ni bombardeos. En la guerra se destruyen vidas humanas y en las catástrofes predomina lo inverso que es la protección. Son situaciones opuestas aunque involucren medidas de intervención estatal muy semejantes. La analogía con la guerra es muy peligrosa y la utiliza Trump para incentivar la hostilidad contra el “virus de China”.

La caracterización de una calamidad natural bajo el capitalismo, también destaca que no afrontamos sólo una crisis económica. A diferencia del 2008, ahora el epicentro del problema no son las finanzas. La pandemia impacta sobre todo el sistema. (...)

¿Cuál es tu evaluación de las consecuencias de pandemia sobre los movimientos populares?
Es evidente que el coronavirus ha generado efectos muy adversos sobre las organizaciones populares. No sólo desarticula su funcionamiento, impide la deliberación y las asambleas, sino que especialmente anula las movilizaciones. Con las calles vacías se ha obturado el principal canal de las protestas.
También es negativo el miedo. Impera una psicosis de la peste que debilita las conductas racionales. Los medios de comunicación han instalado una “infodemia”, con el imperio de la hipertelevisión en el enclaustramiento. Potencian los temores, obstruyen la reflexión y silencian la responsabilidad del capitalismo.
Además, es muy visible el peligro de militarización, no sólo por la presencia de los gendarmes controlando las calles. Con el pretexto de supervisar las pruebas y asegurar el distanciamiento social se está materializando un enorme avance de la vigilancia informática. Pero el problema es más complejo, puesto que una pandemia exige el cumplimiento estricto de normas para impedir los contagios. Hay que ser muy cuidadoso en la evaluación de los hechos, para distinguir los atropellos policiales de la protección de la salud pública. No corresponde la simple justificación de los gendarmes, ni la reivindicación de un liberalismo ingenuo, que es incompatible con las situaciones sanitarias de excepción.


Dicho eso, me parece indispensable registrar los elementos positivos del nuevo escenario. Hay que evitar un sesgado pesimismo que presupone el inexorable desemboque totalitario del contexto actual. Ciertamente es un peligro, pero no constituye un devenir inevitable. Hay que notar, ante todo, la significativa revalorización de la salud pública por parte de la población. La pandemia ha demolido la creencia liberal que cada individuo es responsable de su propia salud y la conveniencia de gestionarla con un buen contrato de riesgo. Frente a esa tontería liberal se está demostrando que la salud es un bien público, atado a la capacidad de defensa de todo el cuerpo social frente a las enfermedades.(...)

¿Pero con qué tipo de propuestas?
Ya están circulando varios programas de distintos movimientos populares con muchas iniciativas. Todos comparten un planteo mundialista. Desde el momento que la pandemia y la crisis son globales, las respuestas sólo pueden prosperar en el mismo plano. Ese perfil mundial retoma la tradición de los foros sociales de la década pasada y de dos movimientos -el feminismo y el ecologismo- que actúan en el orden planetario.
Todos los programas enfatizan, ante todo, la necesidad de garantizar la cuarentena y la vida de la población. Resaltan la imperiosa urgencia de las pruebas al mayor número de personas, para actuar con eficacia en la contención del contagio. También postulan medidas de centralización, intervención o nacionalización de la actividad sanitaria y la supresión de la propiedad intelectual en el campo de la medicina. Convocan a recaudar recursos con impuestos a las grandes fortunas y a condonar las deudas de la periferia. Propician, además, la suspensión de los desalojos y la introducción de un ingreso universal significativo.

Estas ideas exploran líneas de acción frente a la convulsión actual. Hemos visto el desconcierto y el temor que suscita el coronavirus. Pero también observamos un creciente interés por comprender lo que sucede. Hay una gran demanda de explicaciones que relacionen la pandemia con el capitalismo. Nuestras vidas son más importantes que las ganancias de los millonarios y en esta crisis espero que la salud pública pueda triunfar sobre el capitalismo.
Fuente: https://www.anred.org/2020/03/31/espero-que-la-salud-publica-pueda-triunfar-sobre-el-
capitalismo/

 Qué cuestiono de este enfoque
Ya desde el título de su nota, Claudio Katz sugiere que tengamos, les diverses de abajo, una actitud pasiva y confiada en que la actual emergencia social e internacional sea resuelta por quienes tienen responsabilidades propias a sus cargos públicos y a sus profesiones. Nos transmite su esperar que “la” salud pública triunfe. Esto lo comprobamos, además, cuando refuerza discursos del bloque dominante. Citemos: 1) Pero la lectura meramente económica es insuficiente en este caso, porque el escenario también dependerá de la aparición de alguna vacuna o tratamiento efectivo”. 2) Me parece indispensable registrar los elementos positivos del nuevo escenario. Hay que evitar un sesgado pesimismo que presupone el inexorable desemboque totalitario del contexto actual.
En la nota predomina un lenguaje que:
-Abstrae la “salud pública” de sus actores o autores, contextos, significados y sentidos implícitos y sobre todo ignora que no existe sin política y medicina social. Si casi la mitad de la población está expulsada de condiciones dignas de vida y trabajo, tampoco hay garantía de salud para quienes podemos quedarnos en nuestra vivienda, alimentarnos bien, tener agua potable, poder acceder al hospital, etc.
-Denomina mal y por consiguiente no esclarece al caracterizar: estamos en presencia de una calamidad natural potenciada por el capitalismo contemporáneo. Es una falsedad de fácil penetración en las mayorías porque coincide con el sentido común inculcado para no cuestionar al capitalismo y más aún resignarse ante la supuesta fatalidad. Ni es calamidad natural ni el capitalismo sólo la potencia. Creo clave desarrollar estas aclaraciones para facilitar una toma de partido de una creciente mayoría respecto al modo capitalista de producción y desarrollo
-Se desentiende de que son consecuencias del modo capitalista de producción y aún peor, las mezcla nivelando a todas y de tal suerte que aparecen como propias de la naturaleza o sea encubre al sistema: Ya esperábamos que ocurriera algo así como consecuencia del cambio climático, el calentamiento global, las incontrolables inundaciones, incendios o sequías. Usa lenguaje eufemístico cuando denomina cambio climático a la crisis o emergencia climática que es consecuencia de la emergencia ecológica y la social a causa del modo capitalista de producción.
-Refuerza justificaciones gubernamentales desconociendo la historia argentina y la contemporaneidad mundial: “Hay que ser muy cuidadoso en la evaluación de los hechos, para distinguir los atropellos policiales de la protección de la salud pública”.
-Aborda de manera imprecisa caminos de ruptura anticapitalista. Por ejemplo dice “el” feminismo y “el” ecologismo como si fuesen únicos respectivamente y sin diferenciar dentro de cada uno los que son real y efectivamente emancipatorios.
En la nota hay enfoques adversos al sentipensar crítico de una creciente mayoría abajo y a sus praxis rumbeando a cambios radicales. En efecto:
-La abstracta “salud pública puede triunfar sobre el capitalismo”. Echa mano del pensamiento mágico que el sistema cultiva desde las religiones, los grandes medios de difusión, el kirchnerismo, etc.
-La siguiente concatenación coincide con la manipulación progresista de la opinión pública para que deje de lado comprobaciones-experiencias suyas, acepte qué le dicen los mandamás o los prestigiosos,  no cuestione las medidas gubernamentales, también para que delegue el poder deliberativo y desconfíe de capacidades de los de abajo: “Con el pretexto de supervisar las pruebas y asegurar el distanciamiento social se está materializando un enorme avance de la vigilancia informática. Pero el problema es más complejo, puesto que una pandemia exige el cumplimiento estricto de normas para impedir los contagios. Hay que ser muy cuidadoso en la evaluación de los hechos, para distinguir los atropellos policiales de la protección de la salud pública. No corresponde la simple justificación de los gendarmes, ni la reivindicación de un liberalismo ingenuo, que es incompatible con las situaciones sanitarias de excepción.

Dicho eso, me parece indispensable registrar los elementos positivos del nuevo escenario. Hay que evitar un sesgado pesimismo que presupone el inexorable desemboque totalitario del contexto actual. Ciertamente es un peligro, pero no constituye un devenir inevitable. Hay que notar, ante todo, la significativa revalorización de la salud pública por parte de la población. La pandemia ha demolido la creencia liberal que cada individuo es responsable de su propia salud y la conveniencia de gestionarla con un buen contrato de riesgo. Frente a esa tontería liberal se está demostrando que la salud es un bien público, atado a la capacidad de defensa de todo el cuerpo social frente a las enfermedades”.

Han pasado meses desde abril  y es patente que el gobierno FF utilizó la excusa de proteger la salud pública para instalar un orden altamente represivo sobre todo para les desposeides y excluidxs por el capitalismo. También para que la población esté súper vigilada y evitar resistencias a la profundización tanto de los extractivismos como de las injusticias sociales.

Silvia Federici: “Para realizar un cambio se debe colocar la vida en el centro”

20 de julio de 2020

Por Natalia Pravda
Colombia informa
16 jul, CI.- La pandemia de la Covid-19 ha provocado muchas reflexiones sobre las estrategias de salida a la crisis. Mientras que muchos abogan por un «retorno a la normalidad» y un regreso al crecimiento sin cuestionar los puntos ciegos del sistema económico dominante, ciertas perspectivas más radicales proponen salir del «capitalismo patriarcal».
La teórica y feminista marxista Silvia Federici compartió sus ideas sobre el actual momento en un seminario web correspondiente a un proyecto de investigación sobre sociedades de postcrecimiento, adscrito al Centro de Investigación sobre Innovaciones y Transformaciones Sociales de la Escuela de Innovación Social Elisabeth-Bruyere de la Universidad de Saint Paul, en Ottawa (Canadá). Colombia Informa publica una traducción al español editada de este seminario* que exploró formas de construir una sociedad más allá del crecimiento, del capitalismo, del colonialismo y del patriarcado.
La reproducción social, los bienes comunes, la relación con el cuerpo y el territorio fueron los diferentes temas abordados en este intercambio con una de las intelectuales críticas más relevantes de nuestro tiempo.
Silvia Federici es profesora emérita de la Universidad Hofstra en el Estado de Nueva York. Miembro fundador del Colectivo Internacional Feminista en la década de 1970. Fue una de las activistas detrás de la campaña Salario para el trabajo doméstico, que continúa alimentando las luchas contemporáneas contra la invisibilización del trabajo de las mujeres. Es autora de varios libros como Revolution at Point Zero, Tareas domésticas, reproducción y lucha feminista (2012), Calibán y la bruja (2014), Reencantar el mundo, Feminism and the Politics of the Commons (2018), Le capitalisme patriarcal (2019) y Beyond the Periphery of the Skin: Rethinking, Remaking, and Reclaiming the Body in Contemporary Capitalism (2020).

Escuela de Innovación Social: En sus últimos libros Reencantar el mundo y Más allá de la periferia de la piel ha hablado del tema del “postcapitalismo” bajo el lente de la visión de reproducción social. ¿Nos podría compartir qué significa postcapitalismo?

Silvia Federici: Creo que es importante poner en contexto la pregunta del tipo de transformación que necesitamos. Ojalá la crisis actual, esta pandemia, sea una oportunidad histórica, un momento fundamental de toma de conciencia. El sistema social actual, de manera sistemática, devalúa la vida humana y devalúa toda forma de vida en general. Nos lleva a un ciclo infinito de crisis. Esa crisis tiene una dimensión global que está afectando todas las esferas de la vida. Ojalá sea un punto de inflexión. Estamos en un punto que no permite el retorno a la normalidad en la cual estábamos. Es un momento crítico para todo las personas en este planeta. La Covid-19 ha puesto a la luz las crisis que ya estaban y eso es muy importante. Ha hecho que sea visible y que sea inevitable ver una cantidad de crisis que ya existían, incluyendo la crisis de la reproducción por ejemplo.

El hecho de que, sistemáticamente, en los últimos 30 años el sistema sanitario y de salud haya diferenciado poblaciones en distintos grados y en distintas maneras, ha tenido un impacto diferente en muchas partes del mundo. Pero en todas partes estamos ante unos sistemas totalmente desmantelados. Por ejemplo, en Estados Unidos las comunidades racializadas y negras han sido afectadas de manera desmedida por los impactos del desmantelamiento de la salud. El sistema sanitario a nivel global ha sido privatizado.

Paralelamente, hemos presenciado un ataque sistemático al sistema agrícola en los últimos 30 años con monocultivos y agroindustria que han ido en contra de la producción de la comida (la cual es esencial para la reproducción de la vida). La producción de la comida ha sido asimilada al mundo industrial con el uso de químicos y de semillas modificadas genéticamente. Todo eso tiene un impacto directo sobre nuestro sistema corporal, social, inmunitario. Incluso tiene un impacto sobre nuestra capacidad de reproducirnos como especie. Es importante porque tenemos que ver cómo esas crisis se conectan al trabajo.

Y esto nos permite entender la razón por la cual hay tanta gente desempleada que está siendo remplazada por máquinas. Mientras que otros tienen que trabajar más que nunca. Entonces, tenemos de un lado ese desempleo y del otro esa obligación de trabajar más y más. Esta tendencia afecta, especialmente, a las mujeres.
Las mujeres se quieren hoy emancipar a través del trabajo. Pero deben tener dos o tres trabajos para poder tener algún tipo de autonomía económica. Necesitan tener más de un empleo. Es una contradicción fundamental entre la reproducción de la familia y el trabajo. Por eso vemos a los niños y a las personas de la tercera edad en esta situación.
Pero, sin extenderme mucho en este punto porque pienso que muchos de los elementos de esta crisis ustedes los conocen muy bien, ustedes saben que a distintos grados hemos vivido estas consecuencias concretas. Entonces, ¿qué está pasando hoy?

Estamos tomando conciencia de que nuestras vidas están en peligro. Hay una necesidad de cambio estructural. Una necesidad de empezar un cambio social desde la reconstrucción del proceso de reproducción social, ya que la misma lógica del capitalismo está basada en devaluar la vida humana y subsumirla a la acumulación del capital.

Este sistema económico coloca la idea de crecimiento continuo como principio de la explotación de la vida humana. Para realizar un cambio se debe colocar la vida en el centro, lo cual es un lema importante para el movimiento feminista. Poner el “buen vivir” en el centro. Estamos hablando de una sociedad que permita a los individuos y a las colectividades prosperar y que no estén esclavizadas de manera perpetua, haciendo que la riqueza producida beneficie a todos y a todas.
Para eso todos los aspectos de las reproducciones se deben de transformar. Empezando, claramente, con esas actividades centrales al desarrollo de nuestras vidas: el trabajo doméstico, la crianza de los niños, el cuidado a las personas que no son autosuficientes. Pero no es suficiente, debemos de repensar la agricultura y alejarnos del modelo de agricultura actual, que es una producción de la muerte. Si lo pensamos, reproduce carencias y muerte porque se basa en el comercio y en el mercado. Solo beneficia a las personas que tienen los medios para adquirir esta comida y, al mismo tiempo, la producción de esta comida está contaminando el agua y acabando las semillas. Estos químicos están en la tierra, están en el aire y están en nuestros cuerpos.

Cuando compramos comida, no sabemos si nos estamos nutriendo o si nos estamos envenenando. Esta es la situación actual. Comprar comida hoy es un acto de ansiedad. Tenemos que proyectarnos a una transformación fundamental y cultural. Cultural en el sentido de que tenemos que tomar el camino hacia una sociedad que llegue a acabar con esta desconfianza entre nosotros. Una desconfianza que nos ha sido inculcada por todos los medios posibles. Tenemos una relación negativa con el otro. Esta relación es el centro de nuestras riquezas y de la sociedad, al igual que nuestra relación con los animales y con la naturaleza. Esto debe cambiar y tenemos que poner fin al tratamiento barbárico contra los animales.

En el Oeste de Estados Unidos, por ejemplo, son centenares de miles de animales maltratados que morirán porque no hay en este momento suficiente personal para procesar y venderlos en el mercado. A estos animales los van a matar. Es una barbaridad, como toda la industria de la alimentación. Esta industria se construye sobre el sufrimiento. En las fábricas hay hasta 5.000 puercos o pollos que se encuentran encerrados y son alimentados con medicamentos y patógenos. Es un problema bastante grave.

Existe una conexión básica de lo que pasa a nivel ecológico (como la contaminación de los mares) con la destrucción de la agricultura. Cabe resaltar que esa transformación de la agricultura tiene que ver con el desplazamiento forzado de millones de campesinos y campesinas. Olas gigantes de migración. Esta gente no abandona sus tierras o países sin ningún motivo. La gente abandona su país porque le toca, porque sus tierras han sido privatizadas y ese es el motivo fundamental de las olas de migración mundial. Son cambios gigantes y estructurales los que necesitamos plantear.

Debemos empezar a pensar en nuestro compromiso en dos niveles.

·        Un nivel es inmediato. Hay necesidades inmediatas que se deben resolver con la ayuda mutua. Necesitamos proteger a la gente que está en peligro inmediato y que se encuentra marginalizada por esta crisis.
·        En el otro nivel, debemos pensar a largo plazo porque una sociedad postcrecimiento, postcapitalista es una sociedad en la cual tenemos que empezar a construir el proceso de producción y reproducción en un sentido amplio. Desde la casa hasta la finca. Incluso hasta la relación con la naturaleza y los animales. Eso supone un esfuerzo colectivo muy fuerte.

i trabajo en los últimos años se ha enfocado de manera persistente en el tema de las políticas de los comunes. Entendiendo a los comunes como un principio cultural que se refiere a una sociedad en la cual colectivamente tenemos acceso a los medios de nuestra reproducción. En donde colectivamente tomamos decisiones sobre los medios de reproducción y podemos definir sobre los temas más importantes de nuestras vidas. No siendo unos recipientes pasivos que se encuentran alienados sobre decisiones que se toman arriba. Hemos visto y de hecho tenemos una historia de más de 500 años de actividad del capitalismo que nos dice que tenemos que comprometernos, no solamente como individuos sino como un colectivo que tiene como propósito la reconstrucción del proceso de reproducción social.

Debemos cambiar la relación con los recursos y con las riquezas que estamos produciendo hacia nuestro buen vivir. Poner en el centro de esta colectividad la reproducción. Tenemos que reconstruir la reproducción de una manera más cooperativa sin que nos aisle a cada uno en casa.
Sería bueno decir algo sobre el tema de crecimiento que está muy conectado al tema del consumismo. Existen muchas críticas a los individuos por ser consumistas. Incluso gente pobre que no tiene muchos recursos y que van a gastar lo poco que tienen en comprar cosas. Eso es consecuencia del empobrecimiento que hemos sufrido. El consumismo es la respuesta a ese empobrecimiento social. Las relaciones sociales son tan insatisfactorias que nos hacen sentir como perdedores todos los días. Así es que estas necesidades incumplidas se reflejan en el consumismo. Para sentir algún tipo de poder, se nos ofrece tener la capacidad de comprar cosas.
Si pensamos en una sociedad donde nuestras relaciones sociales con el conjunto de la sociedad fueran completas y nos llenaran, no tendríamos que comprar cinco pares de pantalones para poder rellenar esa falta que sentimos en nuestra relación con el mundo. La mercancía, la “commodity”, se vuelve la manera de rellenar esa falta que sentimos. Eso tiene que ver con el crecimiento, por eso es tan importante mencionarlo.

Se deben amplificar los procesos de reconstrucción de la sociedad junto con nuestra capacidad de cooperación. Obviamente, ya hay muchas personas trabajando y no es que estemos iniciando desde el punto cero. Hay movimientos muy importantes que están trabajando en este momento. Lo que debemos de hacer es conectar nuestras luchas y trabajar juntas. Eso es fundamental, porque esta unión de luchas nos puede dar la capacidad de encontrar nuevas posibilidades para hacer surgir las cosas que queremos.
No se puede afirmar que exista un solo modelo. Es importante citar a los zapatistas: “un no y muchos sí”. Tenemos que tener mucha claridad colectiva en qué es lo que no queremos ver en la sociedad que queremos construir. Una sociedad que no queremos que destruya el planeta y que no sea injusta. Tenemos que reconocer la existencia de muchas trayectorias históricas y muchas luchas.

El Buen Vivir, por ejemplo como lo dicen en América Latina, se puede actualizar de muchas maneras distintas en cada territorio. Ese es el trabajo más creativo. Ver cómo estas luchas y cómo esta reconstrucción colectiva es un trabajo creativo que incluye esa diversidad.
Si no queremos condenar a los niños a un futuro terrible, tenemos que poner atención en lo que está pasando ahora con esta pandemia. Es un signo de alarma que debemos escuchar y tenemos que transformar esta situación con una premisa importante: los que van a determinar la salida de esta pandemia no pueden ser los que nos llevaron a la destrucción de este planeta. No podemos encargarlos a ellos de encontrar las soluciones. Nosotras debemos ser participantes de estas soluciones a la salida de la crisis.

E.I.S.: ¿Cómo podemos aprovechar este contexto para dar pasos hacia una sociedad postcrecimiento sin que la salida de esta pandemia esté totalmente apropiada por la misma élite económica y política que nos llevó ahí?
S.F.: Como venía diciendo, esta pandemia visibiliza una crisis que ya habíamos anunciado. Su existencia es de conocimiento de todos. Por eso hemos visto que las áreas de la sociedad más afectada son las personas que cuidan a las personas de la tercera edad. Hace muchos años que mi trabajo se enfoca hacia el cuidado de este tipo de población. En muchas partes del mundo el tema del cuidado de las personas mayores es terrible. La gente ya se estaba muriendo. La crisis en esta área de la sociedad ya existía. El sistema capitalista se encarga de devaluar sistemáticamente la vida y lo aplica más a unas personas que a otras.

Los mayores de las clases trabajadoras ya no son productivos. Con el neoliberalismo se recortaron los presupuestos y los recursos, sobre todo a las familias trabajadoras. Son los adultos mayores las víctimas centrales de estas políticas. No es un accidente que haya un desastre con los mayores en medio esta crisis de la Covid-19.

Siempre han existido muchos errores en términos de accesos a la salud, a medicamentos. También muchos abusos de parte del personal que atiende a las personas mayores. Estos incurren en abusos. Los hospitales no estaban preparados porque se había tomado la decisión política de no tener los recursos en los hospitales. Por tal motivo faltaron las cosas más necesarias.
Es muy importante que la gente entienda ese elemento. La falta de preparación de la sociedad ante un desastre como esta pandemia tiene que ver con lo que estaba pasando antes. Esto es el resultado de decisiones que se tomaron y nos llevaron a esta situación. Decisiones como afirmar que el derecho a la salud no era tan importante. Entenderlo es lo que nos puede llevar a resolver esta pregunta.
El objetivo principal es dar un salto cualitativo a otro nivel. Si uno ve lo que ha pasado en África, en el Sur asiático, en América Latina en los últimos 30 años, podrá constatar que han existido muchas olas de epidemias. Una tras otra, como resultado de la pobreza económica, el sistema y los ajustes estructurales.
En todo el mundo colonial ha habido una reducción de la calidad de vida. La gente ha sido víctima de muchas epidemias como la meningitis, el cólera, el zika, el ébola. Pero ahora la pandemia es global. Si no entendemos esto, no vamos a estar dispuestos a crear el tipo de movimiento que necesitamos para transformar la vida cotidiana y comprometernos con ese cambio de una manera muy profunda.
¿De qué manera debemos actuar cuando este sistema se ha construido durante siglos y es un sistema que no se va a transformar de la noche a la mañana? En el activismo del presente podemos dar respuesta a las necesidades inmediatas pero es necesario incluir una perspectiva a largo plazo. Debemos incluir una perspectiva de reapropiación de las riquezas sociales, de reclamar y reapropiarse de la tierra, de retomar el control sobre la cadena de producción alimenticia. Y volver a conectar estas luchas. La lucha estudiantil se debe conectar a la lucha del sector salud y juntas se deben conectar con las luchas campesinas.
La destrucción del ecosistema es central. Hoy la lucha social no puede ignorar la destrucción del ecosistema. Cualquier lucha debe tener una dimensión ecológica, ya que es fundamental a la reproducción. Ese sería el primer punto.
El segundo punto es que desde el inicio debemos de empezar a cambiar la manera en la cual vivimos en este mundo. Personalmente, me ha impresionado y lo he escrito en Reencantar Al Mundo (mi último libro) y en otros de mis trabajos, todo lo que he aprendido de las mujeres de América Latina. Específicamente las mujeres que viven en zonas periféricas de las ciudades latinoamericanas como las favelas y todos estos territorios que quedan en los límites de las grandes ciudades. Estas personas han estado ahí desde hace mucho tiempo, enfrentándose a lo que hoy nos estamos enfrentando. Es gente que se desplazó porque les robaron la tierra y hace mucho tiempo se dieron cuenta de que el sistema no tenía nada para ofrecerles.
Claramente, su accionar podría ser entrar en desesperación. Pero no es así. Se organizan colectivamente y en unidad miran cómo seguir negándose a perder. Crean huertas comunitarias, cocinas comunitarias y medios para acceder a la comida. En ese proceso hay un nuevo tejido social que se construye. Esas nuevas relaciones afectivas y de solidaridad son una revolución. Porque ese nuevo poder de este nuevo tejido social le da habilidad a la gente de relacionarse de una nueva manera con el Estado. No como la última línea de la pirámide, sino desde una posición que obliga al Estado a soltar algún tipo de control. Hablemos de comida, de educación, de salud, de agricultura. Sobre todo esto tenemos algo que decir. Sobre lo que pasa en los hospitales tenemos algo que decir. Sobre qué tipo de sistema de salud queremos. Esos son los pasos que debemos dar. No son utopías. No son cosas extraordinarias. Son cosas que podemos hacer y que nos permitirán tener un tipo de control sobre nuestra forma de vivir cotidiana.
*Esta conferencia continúa en una segunda entrega.
CI SF/BJ y PC/16/07/2020/14:30

Fuente: https://rebelion.org/silvia-federici-para-realizar-un-cambio-se-debe-colocar-la-vida-en-el-centro/




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20 de julio de 2020

II. El apoyo al gobierno Estado que está aniquilando la soberanía alimentaria y la territorial.

De tierra arrasada a
tierra entregada
17 de julio de 2020

Naturaleza de Derechos
Felipe Solá sigue siendo un útil gestor del agronegocio, de hecho hoy es el virtual Ministro de Agricultura de la Nación cumpliendo roles, inclusive, mas importantes que el propio titular de la cartera ministerial agrícola, articulando con el IICA para la implementación del AGTECH, asegurando la provisión de insumos necesarios (+32 millones de litros/kilos) para que las grandes corporaciones del agronogocio puedan satisfacer la demanda interna de los formulados comerciales de Glifosato y 2,4-D y se continue con las fumigaciones durante la cuarentena; y ahora gestionando tanto para que la Soja transgénica de la empresa  Beijing Dabeinong Technology Group Co Ltd pueda ser sembrada a gran escala en todo el territorio argentino como la instalación masiva de feedlots porcinos para satisfacer la demanda del mercado chino.
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ALQUILO TERRITORIO PARA ENSAYAR SOJA 
China autorizó, días atrás, la importación de dos variedades nuevas de soja modificada genéticamente, incluyendo por primera vez una desarrollada por una compañía oriental, Beijing Dabeinong Technology Group Co Ltd, y que será experimentada a gran escala en todo el territorio argentino, en razón de que China es el principal comprador de soja que se produce en la Argentina.
Dabeinong había firmado en 2013 (cuando Gabriel Delgado era Secretario de Agricultura de la Nación y Roberto Salvarezza Presidente del CONICET) un acuerdo económico con la empresa argentina de biotecnología INDEAR S.A compuesta con el capital privado Bioceres y el aporte del conocimiento cientifico estatal del CONICET, para que gestione la aprobación local por la Dirección de Biotecnologia con el visto bueno de la CONABIA y el SENASA. Ello para la utilización de su soja resistente al glifosato y glifosinato DBN-Ø9ØØ4-6 en la producción en Argentina (con altos impactos ambientales) y después ser exportada a China. Algo que efectivamente sucedió el 26 de Febrero de 2019, a través de la Resolución 17/2019 de la Secretaría de Agricultura y Bioeconomia.
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ALQUILO TERRITORIO PARA FEEDLOT PORCINO
En la primera semana de Julio de 2020, el Canciller Felipe Solá acordó con el Ministro de Comercio de la República Popular China, Zhong Shan, facilitar la producción de 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad en los territorios de Argentina para exclusiva exportación a ese país. “Le daría a China absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años”, aseguró el Canciller en los medios. Una de las razones del gobierno Chino para celebrar el acuerdo es bajar los riesgos de la peste porcina, que puede poner al planeta al borde de una nueva pandemia, una consecuencia indeseable que Felipe Solá ignora deliberadamente.
Las actuales autoridades nacionales quisieron distraer con Vicentín y la burda excusa de la Soberanía Alimentaria, denunciamos oportunamente que era una falsedad ideológica, y hoy lo ratificamos. El plan AgTech anunciado ya como política de Estado, con Bill Gates en las sombras y el IICA participando de las decisiones que se toman en los despachos ministeriales nacionales, los acuerdos bilaterales con China, el alejamiento de Argentina del Mercorsur, la profundización del modelo biotecnológico con el CONICET sumiso al agronegocio, el Plan Vaca Viva con Gabriel Delgado, Felipe Solá oficiando de Ministro de Agricultura, no solamente ponen en riesgo la soberanía alimentaria sino también la soberanía territorial.

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I. El apoyo al gobierno Estado que está aniquilando la soberanía alimentaria y la territorial.

¿"Vicentin, un camino
a la soberanía alimentaria"?
¡No!, ¿por qué?
 
Por Elena Cedrón

Y algunas propuestas:
Ante todo, situémonos en que estamos inmersos en emergencias social, humanitaria, ecológica y climática. En consecuencia, urge rumbear hacia la construcción no sólo de unión plurinacional en Argentina sino sobre todo ir debatiendo la unión confraternal de todos los pueblos planetarios. Sin priorizar esta crisis civilizatoria en que el capitalismo subsume a la humanidad y a toda la vida planetaria, la campaña se contenta con reestructurar un complejo empresario de burgueses locales. Les firmantes de la convocatoria sostienen: "Sólo una amplia  unidad política del movimiento popular puede generar la condición de posibilidad para la intervención y la transformación de una gran empresa en la perspectiva de la soberanía alimentaria". En contradicción con la última (s.a.), parten de aceptar que sea intervención en vez de expropiación de Vicentin ,que el interventor sea Roberto Gabriel Delgado (defensor a ultranza del binomio indisoluble de transgénicos-agrotóxicos) y la gestión esté a cargo de YPF agro, según Néstor Restivo,  fundamental para la articulación de todo el comercio de productos agropecuarios con China que ha sido clave para la gran expansión del sistema de soja transgénica y lo seguirá siendo con Cofco, líder en la integración del  enormeaparato estatal de importaciones y procesamientos de los alimentos de China.

La convocatoria (C) elude que el capitalismo local y el mundializado liquidan la s.a.
 
Contra la s.a. están los extractivismos por su acelerado acaparamiento económico territorial, sus envenenamientos y su destrucción tanto de las comunidades como de las condiciones de vida y trabajo del presente-futuro. El gobierno FF los ha librado de cuarentena e incluso facilita su intensificación, con lo cual patentiza que privilegia la economía de los grandes capitales por sobre la salud popular. Examinar, entre todes les diverses de abajo, esta exclusividad antipopular ayudaría a plantear que 'la' economía en crecimiento a tasas chinas entre 2002-2007, tan aplaudida por les K, y vigente desde los '70 es la de las comunidades de negocios de capitales y estados imperialistas con los locales.

En la convocatoria para posibilitar intervención a Vicentín tampoco se repara en estas incoherencias, concretas, del gobierno FF. Puede que sea por afinidad a Claudio Katz, quien difundió
"la pandemia es una calamidad natural potenciada por el capitalismo contemporáneo. Ya esperábamos que ocurriera algo así".Lo cierto es que la (C) irresponsabiliza al sistema de agronegocios como principal origen de los desequilibrios ecológicos que causan zoonosis (ejemplo Covid-19) y que sea actividad esencial para el gobierno FF.  Desatiende que el último, al mismo tiempo, esté acordando con la fundación de Bill Gates (30 de junio de 2020) la agricultura 4.0 o maximización monopólica sobre la producción agropecuaria y la alimentación mundiales mediante la digitalización de los procesos agropecuarios. Son hechos, procesos que prueban como el gobierno FF no es tibio ni es gobierno en disputa.

El sistema imperialista (hegemonizado por EE.UU. y China) de agronegocios que concentra y centraliza el funcionamiento económico territorial de Argentina en el Abya Yala: no puede coexistir con la agricultura campesina e indígena, la arrasará y terminará esclavizando a las colonias agroecológicas que se constituyan sólo si hay permiso estatal para ocupar tierras 'fiscales'. Es un sometimiento de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) a respetar la propiedad (engendro de expropiaciones de les privados y del Estado burgués) y a desestimar que la s.a. sólo es posible por reforma agraria integral. El confinamiento actual ofrece la oportunidad de debate entre les trabajadores rurales y urbanos, por ejemplo, sobre arrendamientos y los feudos provinciales (legitimados por la 'Honorable' Cámara de Senadores de la Nación) que les asfixian a ambos. Les interpela a asumir como perentoria a la reforma agraria integral para la lucha contra el acaparamiento oligopólico de bienes comunes sociales y naturales. Ya está en marcha. La llevan a cabo comunidades Mapuche al recuperar parte de sus territorios y las comunidades en resistencia a los extractivismos (urbanos y rurales). Falta que esas comunidades, cada vez más representativas de sus integrantes,  se involucren en confederarse para afirmar sus respectivas autonomías y sus vínculos recíprocos con tendencias a humanizar el país, continente y mundo.

El capitalismo agroindustrial y agroalimentario tampoco admite regulaciones fuera de la de los oligopolios dominantes y menos de un estado perteneciente a un capitalismo cada vez más subordinado a las grandes potencias. Aclaremos:
El 6 y 7 de noviembre de 2018 se presentó la Agricultura 4.0 en Argentina, en un gran encuentro titulado Silicon Valley Forum. Participó una de las personas que se perfilaba para ser parte del gabinete en el nuevo gobierno:  Gustavo Beliz,, quien entonces llegó como parte del staff del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y se encargó de introducir y presentar lo que será la Agricultura 4.0 en el país junto con distintos organismos oficiales y representantes de los agronegocios a nivel local. En su intervención se reveló la clara visión del movimiento político que pasa a ser oficialismo desde diciembre de 2019, expresado en un discurso de construcción de una Agricultura 4.0 “con justicia social”, por decirlo de alguna manera. Lo interesante del discurso es el uso de conceptos mediante los cuales se está creando la idea de una gobernanza 4.0, un empleo 4.0, entre otros afines.
Dijo Gustavo Beliz durante el cierre del evento: “El piloto automático no funciona. Son los Estados quienes deben garantizar un reparto equitativo de los dividendos digitales a partir de un nuevo contrato social tecnológico entre trabajadores, empresarios y gobiernos”.
Traduzcamos las palabras del actual Secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación: en el 'nuevo' capitalismo post confinamiento se garantizará la coexistencia pacífica entre la máxima concentración/ centralización económica territorial y la mayor exclusión/ desigualdad sociales que la primera traerá aparejada. Será mediante el Estado transnacionalizado que perfeccionará lo hecho por el gobierno FF a través del Plan Argentina sin hambre( cuya conducción incluye a Syngenta), el pacto entre todas las centrales sindicales con las patronales y el "Compromiso Argentino de Solidaridad" que se da entre la UIA y la CGT. Su función será conciliar, por la razón o por la fuerza, a les oprimides con les opresores. Pues no hay clima de negocios si el sistema no bloquea la lucha de clases.
 
La convocatoria (C) da vuelta la página a la historia y funcionamiento del capitalismo local

 
En efecto, la (C) apunta a "los dueños del agronegocio" que pretenden" retomar el rumbo de la extranjerización de la firma". Olvida o desconoce que los gobiernos constitucionales desde 1984 fueron garantizando y promoviendo al bautizado (por la dictadura genocida del contubernio de elites imperialistas con las locales) como proceso  de reorganización nacional y que Rodolfo Walsh nos anticipó como miseria planificada. Recordemos que esos dueños o poderes fácticos fueron naturalizados como tales por la democracia no antagónica a los terrorismos paraestatal y estatal de mediados de los '70. Al contrario, los encubrió (guardando archivos) además de conservarlos en el Estado represor (judicial, legislativo y de fuerzas armadas, policiales e inteligencia). Lo hizo y hace porque el capitalismo local se desarrolló/a como transnacionalización económica territorial e institucional tanto estatal como paraestatal. Implicó/a la acelerada acumulación gran capitalista de riquezas y de poder expoliador tanto de los trabajadores y pueblos de Argentina como de la naturaleza.
 
Es decir, de modo 'democrático' las transnacionales invadieron y ocuparon a Argentina. Para remate de modo 'democrático' los pueblos de Argentina se ven forzados a subsidiarlas condenando a la mitad de su niñez a sufrir pobreza e incluso miseria. En medio de la pandemia se privilegia a las petroleras guerreristas e imperialistas por sobre las necesidades básicas de las grandes mayorías. Ante tamaña injusticia social, un desafío es construir contrahegemonía cultural e ideológica que deconstruya abajo y a la izquierda, por ejemplo, si los inversores son ineludibles para la economía mirando a necesidades e intereses populares y si lo esencial de la última es exportar porque ha conducido a la reprimarización y mayor dependencia del país.

La (C) señala  respecto a Vicentin
: "Quebró y no paga y muchas denuncias de contrabando, triangulación, evasión impositiva, empresas off shore evidencian una operatoria delictiva.
La estafa de Vicentin es contra el pueblo de la ArgentinaEl grupo hizo negocios y acumuló excedentes y patrimonio con fondos públicos, del Banco de la Nación, de otras entidades financieras públicas y de organismos de recaudación, incurriendo en el delito de evasión y elusión fiscal. Se trata de un accionar asociado a la extranjerización y al amparo de un modelo productivo que promueve el agro negocio de exportación en beneficio de la transnacionalización de la economía". 
 
No entiendo que, encabezando la convocatoria, economistas denuncien a Vicentin por comportarse conforme al funcionamiento del capitalismo y de su Estado al menos en Argentina. Traigamos a la memoria:
 
15 de marzo de 2016
Los hechos: pantallas jurídicas offshore regidas por el Estado de Nueva York
El supuesto acuerdo entre YPF y Chevron fue firmado el 16 de julio de 2013 tras muchos meses de negociación. Pero, al revisar la documentación, lo primero que salta a la vista es que en el contrato de explotación sobre el área Loma Campana, Chevron no figura: la concesión se reparte en partes iguales entre YPF S.A. y la ignota Compañía de Hidrocarburo No Convencional SRL (en adelante CHNC). ¿Qué es CHNC? Un “tercer actor” que, si bien es propiedad de YPF, la empresa no controla. Creada días previos a la firma del contrato, CHNC es el nudo del acuerdo ya que es la pantalla por la cual Chevron operaría.(...)
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27 de septiembre de 2016

Martín Guillermo Álvarez, integrante del Observatorio Petrolero Sur destaca: “El acuerdo es un hecho histórico, porque viene a decantar todo un proceso donde Argentina decide enmarcarse lo que es esta locura de extracción de hidrocarburos no convencionales con el método de fractura hidráulica, más conocido como fracking”, explicó Martín
Estados Unidos era el único país donde se explotaba de manera masiva, y lo que permitió este acuerdo es que comience  la explotación de los hidrocarburos no convencionales en escala masiva en Argentina, posicionándolo como el segundo país.
Uno cuando veía todas las condiciones que se estaban dando en el contrato, veía que en función de hacer que el hidrocarburo fluya, de poderse hacer de esas rentas, de esas regalías y poder revertir ese problema que se tiene todavía con la demanda gasífera, todo eso hacía que uno se encuentre o se vea ante el preludio de una nueva entrega o un nuevo saqueo”, reflexionó el integrante del Observatorio y agregó que “decimos nueva entrega porque venimos de un proceso que duró desde fines de los 90 hasta el 2005, de una explotación despiadada sin ningún tipo de inversión de los recursos convencionales, que termina con Repsol expropiada por no haber invertido y explotado y haber generado hasta desinversión”.
El caso de Ecuador es una clara muestra de los daños que produjo Chevron a la región. La empresa debe  pagar 9.500 millones de dólares debido al alto nivel de contaminación y muertes que generó, destinados a remediar los pueblos de la Amazonia Ecuatoriana, donde dejó, entre otras consecuencias, lagunas de petróleo.
En Argentina se generó lo que se dio como embargo a la empresa a través de la Procuraduría de Gils Carbó y a través de la Corte se le dio el desembargo. La  Corte lo que dice es ‘Chevron no es Chevron’, es decir Chevron en Argentina es una subsidiaria que no es Chevron Corporation. La impunidad que se le generó a la empresa la blindó para que puedan andar por el mundo mostrando este desembargo.  Y este desembargo lo firmó la Corte y es un fallo que tiene un peso jurídico importante”. (...)
 
En el sistema de la deuda externa pública abundan ejemplos de ese comportamiento delictivo contra los pueblos de Argentina. Permítanme una larga cita para recordar hasta dónde llega la perversión de la legitimación de esos desfalcos. Lavaca entrevista a Alejandro Olmos Gaona (10-01-2006) y le pregunta:

 
(...)¿Qué es lo que se pagó al FMI?
Esta deuda se origina en el famoso Blindaje financiero contratado por el ministro de Economía, José Luis Machinea, durante el gobierno de Fernando de la Rúa. El Fondo Monetario nos prestó en ese momento 12.449 millones de dólares, de los 40.000 que integraban el Blindaje. Y esa plata fue íntegramente fugada de la Argentina -junto con otro dinero- por 520 empresas. Esto lo determinó una comisión de investigación de fuga de capitales de la Cámara de Diputados, presidida por el legislador justicialista Nicola, después de analizar un informe de 90 bancos. Se estableció que la plata que llegó del Fondo así como vino, se fue.
¿Usted lo dice en sentido figurativo o habla de los mismos billetes?
Los mismos billetes. Curiosamente, esto es información oficial de 90 bancos. Es lo que está registrado en los papeles, seguro debió haber habido mucho más. La oficina de Evaluación Independiente del FMI emitió un dictamen estableciendo que el Fondo sabía que la plata llegaba al país y se iba. Y la carta constitutiva del FMI prohíbe expresamente hacer ese tipo de préstamos. Sin embargo, también fue a pedido del Fondo Monetario que el entonces presidente Eduardo Duhalde derogó la ley de Subversión Económica, que es la que le hubiera permitido al Estado accionar penalmente contra estas empresas. Pero los delitos siempre dejan sus huellas. Estas empresas -entre las que se encuentran Pecom, Telefónica Argentina, Repsoll-Ypf, las empresas del grupo Macri, IBM, etcétera-, declararon ganancias en la AFIP y pagaron impuestos por 2.500 millones. Es decir, no van a poder explicar porque se llevaron 16.000 millones. Por eso, inicié una denuncia por defraudación al Estado y evasión penal agravada contra estas empresas. También contra ciudadanos comunes, como Carlos Melconian, donde pido que se investigue por qué se llevó dos millones y pico de dólares. Entonces tenemos, por un lado, el delito de evasión fiscal, y por el otro que el FMI transgrede su propia Carta Orgánica y, finalmente, al Estado que no le interesa que se haya  cometido un delito y decide igualmente pagarle al Fondo. (...)
¿No nos liberamos de la deuda? 
 Esto que se pagó representa apenas el 9 por ciento de la deuda global del país. Claro, resulta que el Fondo es una especie de niño malo y la gente cree que nos liberamos de él. Pero no nos liberamos nada. Porque la Argentina es miembro del FMI y eso la hace sujeta a sus auditorias anuales, por más que no le deba un peso. Además, va a seguir presionando para se arregle la situación con los bonistas que no ingresaron al Canje. También va a presionar para que la Argentina arregle sus cuentas con el Club de París, con el Banco Mundial, con el Banco Interamericno de Desarrollo…
 El argumento oficial es que con la deuda saldada no habrá posibilidad de extorsión. 
 No habrá extorsión a través de la Deuda, pero si presiones políticas y diplomáticas, que se manejan al más alto nivel. La Argentina podrá decir que no le debemos un peso, pero el FMI contestará que como miembro del organismo el país debe respetar determinadas pautas y que el Fondo es el encargado de monitorear su cumplimiento todos los años. Lo extraño de todo esto, por usar una palabra muy débil, es cómo el Poder Ejecutivo, teniendo elementos concretos para no pagar, debido a las grandes sospechas de ilegitimidad –denuncia y sentencia en la justicia penal, incluidas- no dice nada y paga.
 Si lo que se le pagó al Fondo es lo recibido por el Blindaje, ¿quiere decir que se pagó lo que algunos denominan deuda nueva? 
 Mi padre inicia la causa sobre la Deuda en el 82 y el trámite judicial demoró 18 años. Recién en el 2000 el juez Jorge Ballesteros emite un fallo donde plantea la ilicitud de la deuda y habla de la responsabilidad del Fondo en ese ilícito. No obstante, esa Deuda se siguió pagando y refinanciando. Los economistas hablan de dos deudas, la de la dictadura y la nueva. Hay que aclararlo. La Argentina del 92 en adelante tuvo superávit en sus cuentas, pero ese superávit se convertía en déficit cuando se agregaban los montos de deuda que había que pagarle anualmente al Fondo, al Club de París y a las entidades financieras particulares. Ese déficit, a su vez, era cubierto con emisión de nueva deuda. ¿Qué quiere decir? Que esa emisión de nueva deuda era motivada por el déficit producido por esa deuda ilícita. La deuda nueva era consecuencia de la vieja. Si el Fondo nos prestaba plata para pagarle una deuda que era ilícita, esta nueva deuda con el Fondo es tan ilícita como aquella.
 Usted quiere decir que está viciada en su origen
 En La deuda odiosa, mi último libro, hago un planteo jurídico novedoso. Tomo como base la legislación sobre derechos humanos que plantea que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y señalo que el delito de la Deuda Externa es de ejecución continuada. ¿Por qué? Porque continúa a través del tiempo, a través de las refinanciaciones y acuerdos que se hacen. Yo no enfrento este problema desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista del derecho. Si uno tiene un problema con otra persona, va a dirimirlo a Tribunales. Si uno tiene un problema con el Estado, lo mismo. Si un país tiene un problema con otro, también. Parece que el tema de la deuda, no. La deuda está inmersa en un sector privilegiado donde no la alcanza el orden jurídico ni los principios fundamentales del derecho internacional público. Se puede hacer una gran estafa con la deuda y no es judiciable(...)Leer

La convocatoria (C) finaliza explicando:
 
Hace falta una campaña popular para denunciar lo que representa el caso Vicentin y la maniobra de encubrimiento de la gran corrupción, asunto desplegado por los principales medios de comunicación y la derecha política, que en definitiva buscan otra “125”.
Los poderosos quieren impedir la intervención o atarla de manos para seguir manejando el concurso de acreedores y de esa forma abrir el camino al desguace o extranjerización, incluso la “argentinización” a favor de grupos concentrados.
Lo que necesita el país es Vicentín “pública, no estatal con control social”.
(...)
Los firmantes nos comprometemos en una campaña que estimule el debate público y la movilización social.  Es el paso inicial para intervenir en la discusión del modelo productivo y de desarrollo a favor de la mayoría social empobrecida.

Pregunto porqué construir la urgente e imprescindible unión de las diversidades de abajo de Argentina para reconvertir a Vicentin y no para reorganizar otra sociedad mundo mirando por la soberanía alimentaria. Pregunto porqué postergar aún más el debate público y la movilización social que ha sido impuesto por nuestro confinamiento con la excusa de protegernos del Covid-19, al menos a mí me chocó  que hubiese solución por desconfianza en las alteridades y comunalidades. Positivo  fue que, al confrontar con su exclusión, las barriadas de los desposeídos totalmente por el capitalismo (oficializadas como vulnerables) llevaran a la práctica a esa esencia humana. Lo mismo se dio en pequeñas localidades de las provincias.

Quienes firman la (C) dicen: 
nos comprometemos en una campaña que estimule el debate público y la movilización social. Les diverses de abajo no necesitan ser estimulados. Son muchas las reflexiones, experiencias e ideas de la gran mayoría ante la pandemia y por destapar en qué grave emergencia social y humanitaria estamos y no sólo por los cuatro años del gobierno de Macri ya que hubo complicidad del Partido Justicialista y todo el Frente para la Victoria. Pienso que ustedes, compas, pecan de paternalistas o de vanguardistas. De ahí que organicen una campaña en vez de la multiplicación de espacios en común tanto para deliberar como para decidir qué y cómo hacer las transformaciones estructurales de solución a los problemas fundamentales de Argentina y el Abya Yala.
 
Pronostican que únicamente la intervención de Vicentin habilitará la posibilidad de discutir el modelo agrario para pensar en términos de soberanía alimentaria. Están ustedes muy alejados del drama y la lucha-autoorganización de pueblos fumigados, de los médicos de pueblos fumigados y de asambleas socioambientales y otras autoorganizaciones populares. Apreciemos que el año pasado se dio ese encuentro en mancomún con el de agroecología. Encuentro de Pueblos Fumigados: En busca de otro modelo de producción En esa lucha también está la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza y periodistas como Darío Aranda.


La «soberanía alimentaria» 
es incompatible con una empresa pública

Ya que será posible por lucha antilatifundista, anticapitalista, antirracista, antipatriarcal. Y demanda pensamiento decolonial en una creciente mayoría para incorporar su protagonismo conciente en desmercantilizar las relaciones sociales e interpersonales, desprivatizar y desestatizar a los bienes comunes tanto sociales como naturales. En simultáneo, es crucial ir suscitando su apoyo e identificación con subjetividades colectivas cuyas singularidades han emergido o emerjan de contraponerse a las normativas e instituciones capitalistas y feudales.
 
Aún más, la «soberanía alimentaria» no puede coexistir con los extractivismos que han impuesto y consolidan la contrarreforma agraria del capitalismo mundializado. La s.a. cuida por las necesidades, culturas y aspiraciones locales. En consecuencia, es de decrecimiento y no de gran escala en contraposición con el sistema de agronegocios. 
Es obra de comunidades que han adquirido autonomía del Capital Estado por recuperar el tejido que produce su respectiva vida social y luchar hasta construir la reforma agraria popular e integral. Esta, por supuesto, resultará de la confederación de todas las  comunidades mirando hacia posibilitar que los respectivos pueblos del país, del Abya Yala y del mundo creen sus respectivos «buenos vivires» que nada tienen que ver con el ficticio y cosificado-cosificante bienestar social de la sociedad de consumo. Los «buenos vivires» son armonías a entablar de manera constante (no de una vez para siempre) por les diverses, que comparten un territorio-comunidad, entre elles, entre las otras comunidades y con la naturaleza del lugar en interacción con el contexto y perspectivas de la región, el continente y el mundo.
 
Los «buenos vivires» y la reforma agraria integral que los viabiliza implican poner fin al capitalismo que monopoliza los bienes comunes de la humanidad y expropia la capacidad humana de trabajo hasta el extremo actual de arrasar la Amazonía, El Impenetrable y otras selvas, bosques que son paradigmas de milenios de coevolución de los pueblos indígenas en hermanamiento laboral espiritual con les otres componentes de sus ecosistemas. Todavía más, esas biodiversidades optimizadas establecen equilibrios ecológicos de trascendencia planetaria y se refuerzan con los otros biomas. La heterogeneidad de las ecorregiones es fundamental para la vida humana y no humana de la Tierra. El capitalismo las está uniformando y artificializando sin importarle conducir a la extinción de casi todas las especies y por tanto de la subespecie humana. De ahí que tanto la reforma agraria integral como la soberanía alimentaria requieran del establecimiento de estrechas relaciones con los pueblos originarios y de las comunidades rurales con las urbanas sin fronteras geográficas ni muros racistas ni discriminaciones de otros tipos. Por supuesto, también exigen eliminar las privatizaciones de los bienes comunes.
 
La construcción de contrahegemonía cultural e ideológica que nos libere de ser subalternos

Antes de multiplicar espacios en común a lo largo y ancho del país-continente para tomar decisiones (previamente deliberadas) desde las luchas por justicia social humanitaria en comunión con las que se dan por justicia ecológica climática: precisamos, abajo y a las izquierdas consecuentes, compartir un lenguaje que permita la comprensión mutua. En efecto, Carlos del Frade manifiesta en la nota“La intervención es fundamental para sacarnos de encima a los corruptos de Vicentin y del Estado” (dejemos de lado que sólo la gran corrupción de Cristina Fernández explica, por ejemplo, su veto a la ley de glaciares y su promoción de la legitimación de Monsanto):“Estamos discutiendo sistema financiero, sistema exportador, y como dijo el presidente de la Nación en forma indirecta, la soberanía alimentaria. Trece agroexportadoras se quedan con lo que produce la Argentina. El negocio de la agroexportación es la principal arteria que alimenta el corazón de la economía argentina. Diez de esas trece son extranjeras. Si perdemos Vicentin, que es la primera, perdemos cualquier tipo de participación estatal para defender la riqueza nacional”. De modo que no cuestiona al sistema de agronegocios y como en la 125, los dos bandos pelean por quienes se quedan con las divisas. Por eso Carlos del Frade coincide con Gustavo Grobocopatel, Fernando "Chino" Navarro y Enrique Palmeyro que han sido destinados a legitimar los cambios proyectados en la actividad agropecuaria de Argentina y Brasil desde el sistema mundo capitalista. Explico esa coincidencia después de tratar la aclaración de porqué A.Fernández dirige la atención sobre la soberanía alimentaria y sobre la humanización del capitalismo. No es por ingenuidad, como razona Claudio Katz, sino que ejerce la demagogia actual de cooptar suscitando esperanzas e identificaciones aprovechando el desconocimiento mayoritario sobre esas realidades deseadas.

 
Situémonos en que el Covid-19 se origina por avasallamiento de la naturaleza y su mayor contagiosidad-mortalidad se da entre les desposeídos de todo por el capitalismo a través principalmente de los extractivismos. Sin embargo, la gran mayoría de nosotres no rechaza que el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández deje sin cuarentena tanto a la devastación como al envenenamiento a gran escala y justifique que son actividades esenciales. Tampoco que las promueva y subsidie de modo directo (como a las poderosas petroleras imperialistas) e indirecto, por ejemplo, el gratuito consumo gigantesco de agua y energía que, a la vez, expropia esos derechos básicos a las comunidades locales. Sucede que, en simultáneo a planificarlas y facilitar su ejecución, modela el amplio consenso a esa expoliación antidemocrática y contraria al presente-futuro tanto de la vida como del trabajo en el país-continente.

 
Para ese consenso intercede en impedir reflexiones y discusiones ante la actual emergencia económica y ecológica-sanitaria. En efecto, la pandemia y los proyectos postpandemia desde los poderes globales y locales deberían interpelarnos, a los diversos pueblos de Argentina y el Abya Yala, a comprometernos en generalizar el análisis sobre cómo el sistema mirando en exclusivo por el PBI o el crecimiento competitivo en rentabilidad del gran capital nos condujo a la actual situación de impotencia frente al Covid-19 sobre todo por empobrecimiento mayoritario y desmantelamiento de la salud pública. Ya Rodolfo Walsh, en su carta a la junta militar, nos anticipó la miseria planificada que procuraba el contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales para después de haber concretado el triunfo  sobre la lucha de clases mediante desaparición forzada de dirigencias sociales y políticas de las izquierdas que, en el penal de Rawson(1972), demostraron su unión (en diversidad) contra el capitalismo e imperialismo por la patria socialista.
Pero todos los gobiernos constitucionales desde Alfonsín hasta hoy no sólo hicieron centro en el funcionamiento económico que estableció el poder real mediante la dictadura genocida para la acelerada transnacionalización de Argentina. Sino también modelaron el consenso para la gobernabilidad de esa creciente desigualdad e injusticia social. Y cuando la democracia restringida entró en crisis de representación social el kirchnerismo (o PJ actualizando sus dones camaleónicos) y la mayoría volviendo las espaldas a nuestres hermanes de la provincia de Santa Cruz: viabilizaron la recomposición de la gobernabilidad del capitalismo local del mundializado. Y desde agosto de 2019 (otra vez la mayoría acató discursos desde la casta política), mientras dejaba que el gobierno de Macri completara su ataque nefasto a les trabajadores y los pueblos de Argentina, Alberto Fernández se esforzó por la paz social de los súper negocios gran capitalistas, mediante un pacto con las centrales de trabajadores y el plan de Argentina sin hambre que comparten el objetivo principal de conciliar las mayorías con las corporaciones expoliadoras.
En febrero de 2020 el gobierno comenzó a realizar foros multisectoriales con la oposición para combatir la "grieta" y resolver los problemas "micro" que tienen las provincias. Dentro de esta ruta emerge "Argentina Armónica" es el nombre del programa que encabeza el secretario de Relaciones Parlamentarias de la Nación, Fernando "Chino" Navarro.
 
En junio 2020 Gustavo Grobocopatel, Fernando Chino Navarro y Enrique Palmeyro presentan un documento titulado Una Argentina armónica cuyo tema medular es la agricultura industrial que prometen convertirla en "capitalismo verde" y éste es otro objeto de deseo que manipulan para ampliar consenso.
 
El documento plantea hacer cambios centrados en atender necesidades humanas y un Estado regulador de los monopolios dando por sentado que los monopolios son compatibles con la democracia socioeconómica y política cultural. Habla de capitalismo verde que dialogue con la naturaleza pero, en contradicción, mantiene los roles conflictivos con la armonía socioecológica. Dice: Esta nueva modalidad de organización (sea que se denomine «capitalismo», «sustentabilismo» o de otro modo) requiere de renovados liderazgos y organizaciones transparentes, orientadas a satisfacer sus múltiples grupos de interés - clientes, proveedores, talentos, inversores, sociedad-, dispuestas a crear bienes públicos e interactuar con el sector publico construyendo una sociedad del siglo XXI. La sublimación de la relación publico/ privado está en esa búsqueda colectiva. El modo de organización de la producción y los servicios que surja requiere a trabajadores, con vocación de emprendedores, con el entusiasmo que los convierte en protagonistas comprometidos, dispuestos a aprender y transformarse. (…)Las oportunidades hay en la agroindustria. El PEA2020 indica que se pueden exportar US$ 30.000 millones por año más con el crecimiento de la agricultura, su transformación en productos industriales y las economías regionales. El PBI podría incrementarse un 100% en 10 años generando masiva creación de trabajo en el ecosistema con una regulación inteligente”. En suma, conserva la normalidad previa a la pandemia, cuya causa principal es el PEA2020.
 
El Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial rige desde 2010(PEA2020) ha beneficiado a la concentración económico territorial de oligopolios que dominan al sistema global de agronegocios y Gustavo Grobocopatel es un protagonista principal en el local-regional (República Unida de la Soja). El PEA2020 deforesta, desertifica, contamina los subsistemas vitales del planeta(suelo, agua, aire, biodiversidades) y a las poblaciones directa e indirectamente multiplicando muertes (por asesinatos y enfermedades). Lleva a cabo etnocidios y genocidios invisibilizados, sobre todo, por racismo. También la expansión de los monocultivos de transgénicos exige intensificar el uso de agrotóxicos y fertilizantes derivados del petróleo, el uso de las tierras para agrocombustibles y forraje en vez de destinarse a la producción de los alimentos. Genera desempleo masivo al destruir las economías regionales, al desalojar a comunidades campesinas e indígenas que migran a malvivir en las villas miseria y por tecnología agroindustrial casi sin mano de obra. Profundiza la pobreza estructural, el hambre y la malnutrición.
 
Que ese proyecto gubernamental-empresario no mira hacia otro capitalismo, por cierto imposible en nuestra época, lo prueba que señala: "El crecimiento no se sostiene si no fortalecemos 3 patas: la exportación, la satisfacción de las necesidades internas y la inversión”.
Como es habitual en la modelación de consenso a la acumulación gran capitalista que,para remate, se la considera "la" economía, el documento hace referencia a la satisfacción de las necesidades internas que es incompatible con las otras dos patas. Sólo se la señala para justificar la gran escala que por serlo es destructiva en extremo y para justificar el dominio de los oligopolios locales e imperialistas y subimperialistas. Por eso, oposición y oficialismo se ponen de acuerdo.
Cuando propongo construir contrahegemonía cultural e ideológica pienso en que todes les diverses de abajo hemos adquirido hábitos conductuales e intelectuales en conformidad con nuestra adaptación cotidiana al capitalismo y tampoco nuestra concepción de vida y mundo corresponde a nuestra condición de persona o colectivo en ejercicio de autonomía. El Foro por un programa Agrario, Soberano y Popular me permite ilustrar lo anterior:

Según plantearon desde el Foro, uno de los objetivos principales de la expropiación debe ser el de evitar una mayor concentración del mercado cerealero, fuertemente dominado por empresas extranjeras transnacionales.
También expresaron que «esta intervención estatal deberá bregar por un modo de producción diferente, con Soberanía Alimentaria, sustentable e inclusivo, que cuide las divisas que tanto cuestan al país, y que mejore la inserción de PyMEs, agricultores familiares, campesinos y comunidades indígenas en el Comercio Exterior».
“A la empresa Vicentín del Agronegocio, hay que transformarla en la Empresa Pública que sirva de palanca para la Soberanía Alimentaria y que contribuya a terminar con las distorsiones del sector concentrado, regulando la provisión interna y las variaciones de los movimientos de precios”, afirmaron dirigentes campesinos que conforman el Foro.

 
Comprobamos que su visión corporativa o de defensa de su sector dentro del capitalismo, les lleva a interesarse por ser incluidos en el negocio de la agroexportación más que por la soberanía alimentaria. Se desentienden de los extractivismos que arrasan tanto comunidades como los subsistemas vitales de la naturaleza. No les importa las crecientes pobreza estructural, enfermedades, luchas populares contra las emergencias social humanitaria y ecológica climática. Tienen la falsa conciencia que se salvarán mejorando su posición en el sistema que hoy es un sistema mundo con bloqueo totalitario a las soberanías nacional, popular, alimentaria, energética, hídrica, etc.. Se despreocupan de cómo el gobierno FF está garantizando esa mayor monopolización de la producción agropecuaria y de la exportación. Para peor se equivocan que la exportación sea compatible con la soberanía alimentaria y con el respeto al funcionamiento ecológico. Tampoco reparan que genera pobreza, hambre, malnutrición.

 
Coincido con Juan Guahán en "la necesidad de un nuevo sujeto económico y –fundamentalmente- de un reordenamiento territorial.

Allí, partiendo desde el principio que la tierra es para el que la trabaja, es posible avanzar hacia una profunda desconcentración de la propiedad de la tierra y de la población de las grandes urbes. Al mismo tiempo crecer industrialmente a través de un encadenamiento productivo en manos de los sectores populares organizados.

Ello permitiría asociar largos procesos que van desde la producción de las semillas hasta la elaboración de alimentos listos para consumir, por fuera de los modelos actualmente vigentes. (...)

Los Estados –en transformación- no podrán permanecer ajenos a esta perspectiva pero los grandes protagonistas, los sujetos de estas posibilidades son las propias expresiones del pueblo económica, social y políticamente organizado.

Todo esto supone generar las condiciones para crear, desde abajo, las bases de un nuevo modelo que no esté regido por las actuales reglas del mercado y la ganancia, características del decadente mundo actual".


    Agrego, como tarea de la construcción de contrahegemonía cultural e ideológica, el viraje de la creencia de una creciente mayoría en que el Capital o la empresa crean trabajo cuando lo real y efectivo es que el Capital existe sólo si expolia a les trabajadore/as.

En fin, otro cuestionamiento a la cultura e ideología subyugadoras es que no siempre las mayorías se posicionan del lado de sus necesidades e intereses ni lo que les parece más seguro para alcanzar los fines propuestos, les permite conseguirlos y al revés, el emprendimiento concluye en que reconocen haber sido engañadas. Pensemos que, con mucha prensa y cierto poder económico e institucional y desde ser sujeto de la agricultura, el Foro Agrario está desviando la puesta en práctica de lo que debería ser su proyecto al indicar: "Vicentin, un camino a la soberanía alimentaria". Sin embargo, de modo casi silenciado e invisibilizado, encuentros virtuales interregionales de Nodos de Consumo Agroecológico entablan los vínculos ineludibles a la soberanía alimentaria e independencia del Mercado. Entrelazan un verdadero espacio barrial de re-conexión con la tierra, puentes entre campo-ciudad y transformaciones sociales.
 

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