Documento de análisis
y pronunciamiento
Unión de Asambleas
Ciudadanas
La UAC alerta y en lucha
frente a la avanzada represiva y militarista
frente a la avanzada represiva y militarista
y en repudio a
El contexto mundial
Desde los atentados a las Torres Gemelas en 2001 se viene profundizando una etapa caracterizada por el avance de un andamiaje militarista y represivo en todo el mundo. Durante
Este aumento de las operaciones especiales, es parte de la nueva Doctrina de
Seguridad Nacional que el presidente Obama anunció a fines de mayo de 2010, que
tiene determinadas "ventajas": por un lado, el uso de fuerzas
secretas en operaciones estratégicas tiene un beneficio especial en su propia
naturaleza clandestina, evitando las críticas y reacciones contra la política
de guerra estadounidense por parte de la opinión pública mundial; por el otro,
el alto presupuesto de defensa que implican estas operaciones satisface al
complejo militar industrial de ese país, que tiene en la sofisticación del
armamento y el uso de alta tecnología bélica su gran negocio.
La guerra para la que se viene preparando el estado norteamericano
no es una guerra convencional sino irregular, ya que las misiones más
importantes de las fuerzas especiales son las de inteligencia, infiltración,
subversión, contrainsurgencia y desestabilización que permiten desequilibrar al
adversario "desde adentro". La existencia de agencias como la USAID
(United States Agency for International Development; Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional) son las fachadas para canalizar fondos
hacia actores que promueven la agenda norteamericana y para penetrar la
sociedad civil de países con intereses estratégicos para la potencia del norte.
Estos mecanismos de guerra contrainsurgente incluyen "operaciones
especiales" tales como los asesinatos selectivos, el secuestro y la
tortura, que se vienen poniendo en práctica en todas esas regiones
estratégicas. Finalmente, las fuerzas armadas y las acciones de guerra
tradicionales, lejos de desaparecer, no cesan de incrementar su despliegue y
presupuesto. La guerra no convencional o "especial", estatal o
paraestatal, no sustituye sino que es complementaria (a veces su forma de
"vanguardia") de la guerra convencional tradicional.
El contexto latinoamericano
Son varios los aspectos que tenemos que tener en cuenta para analizar la avanzada militarista en nuestro continente desde el inicio de este milenio:
Son varios los aspectos que tenemos que tener en cuenta para analizar la avanzada militarista en nuestro continente desde el inicio de este milenio:
Por un lado, se considera que existen nuevas amenazas del siglo
XXI a la seguridad, que son transnacionales, no tradicionales, entre las cuales
se mencionan: el terrorismo, el tráfico de estupefacientes, los desastres
naturales y ambientales, las organizaciones criminales transnacionales, la
inmigración ilegal, los secuestros y las pandillas criminales.
La cooperación hemisférica en seguridad propuesta por EE.UU.
frente a las nuevas amenazas como el terrorismo requiere, también, un efectivo
control de las fronteras latinoamericanas, con el objetivo de reducir las
posibilidades de que se concreten atentados terroristas. Respondiendo a esta
demanda, algunos gobiernos de América Latina han comenzado a implementar
controles en las zonas de fronteras terrestres y del espacio aéreo, a través de
la informatización de las oficinas de migraciones y la detección de aviones
sospechosos a través de un sistema de radares.
Otro aspecto de la militarización se cristaliza en las maniobras
militares conjuntas realizadas entre las tropas estadounidenses y las fuerzas
armadas latinoamericanas, que tienen el propósito de preparar la participación
de las fuerzas armadas de la región en fuerzas multilaterales, bajo la pantalla
de la ayuda humanitaria a los países involucrados. Este tipo de ejercicios
militares conjuntos permite a las fuerzas armadas extranjeras obtener datos
concretos de los territorios en los que operan, tales como existencia de
riquezas naturales y las características de las poblaciones. La presencia de
tropas extranjeras en la región también contempla la realización de seminarios
estratégicos, con miembros del Comando Sur de los Estados Unidos, y el
intercambio con expertos en temas de defensa y seguridad, destinados no sólo a
las fuerzas armadas, sino también a líderes civiles.
La colocación de bases militares de Estados Unidos en puntos
estratégicos del continente es uno de los aspectos más destacados de la
militarización de nuestra región. Estas bases tienen dos propósitos explícitos
y evidentes: garantizar el acceso a los bienes naturales estratégicos y
contener, disuadir y/o eliminar la resistencia ante las políticas hegemónicas y
la insurgencia abierta. En este sentido es que debe entenderse el acuerdo
firmado en 2009 entre los gobiernos de Colombia y EE.UU., que permitió que
siete bases colombianas cuenten con presencia de militares norteamericanos.
El contexto nacional
En nuestro país se está implementando el uso de fuerzas especiales, que acompañan a las fuerzas represivas del estado, en determinadas "operaciones". Estas fuerzas pertenecientes a las policías provinciales y a las fuerzas de seguridad nacionales actúan impunemente en los conflictos sociales, y en muchos casos para dirimir conflictos territoriales o reprimir sectores vulnerables dela sociedad. Las formas de operar de estas fuerzas
con frecuencia implican la militarización de las comunidades en conflicto por
la disputa en torno a los bienes comunes naturales, o de barrios marginales de
las grandes ciudades donde habitan los sectores sociales "peligrosos para
la seguridad ciudadana".
En nuestro país se está implementando el uso de fuerzas especiales, que acompañan a las fuerzas represivas del estado, en determinadas "operaciones". Estas fuerzas pertenecientes a las policías provinciales y a las fuerzas de seguridad nacionales actúan impunemente en los conflictos sociales, y en muchos casos para dirimir conflictos territoriales o reprimir sectores vulnerables de
Junto a las fuerzas de seguridad públicas y sus grupos de
operaciones especiales, observamos también el uso de fuerzas de seguridad
privadas que actúan muchas veces conjuntamente, en los conflictos sociales. Se
trata de un aumento de la privatización de la represión, ya que la ejercen
fuerzas represivas privadas, y del aumento de la represión con fines privados,
ya que se defienden intereses empresariales que se oponen a los intereses de la
sociedad en su conjunto.
En el ámbito estrictamente legal vemos que las estrategias
utilizadas para judicializar las luchas sociales van desde la creación de
figuras legales hasta la apertura de causas falsas para incriminar a lo/as
luchadore/as sociales.
En el ámbito simbólico, destacamos la implementación de
estrategias de estigmatización de los luchadore/as sociales a través de un
discurso mediático y político que justifica la represión y legitima la relación
directa entre pobreza y delincuencia.
Otro aspecto central de la militarización que nos interesa
remarcar particularmente es la legislación antiterrorista que se viene
imponiendo en el continente, que habilita a la vigilancia de la sociedad,
-cuyos integrantes nos convertimos en sospechosos frente a la supuesta amenaza
del terrorismo-, imponiendo mecanismos de control y una cultura del miedo que
es parte de nuestra vida cotidiana.
Desde el 2005 la Argentina viene transitando el camino de aprobar
convenios y leyes antiterroristas. Ya ese año, se convirtieron en ley dos
convenios, la Convención Interamericana Contra el Terrorismo,
adoptada por la OEA en el 2002, y el Convenio Internacional para la Represión
de la Financiación del Terrorismo, aprobado por la ONU en 1999.
A su vez, en 2007 se sancionó la ley N ° 26.268 que incorporó al código penal los
delitos de asociación ilícita terrorista y los de financiación de este tipo de
asociaciones.
En esa ley se considera que una asociación ilícita terrorista
tiene las siguientes características:
a) Tener un plan de acción destinado a la propagación del odio
étnico, religioso o político;
b) Estar organizada en redes operativas internacionales;
c) Disponer de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o
bacteriológicos o cualquier otro medio idóneo para poner en peligro la vida o
la integridad de un número indeterminado de personas.(...)
Enero de 2012
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