15 de mayo de 2013

Una historia de más de veinte años consolidó y formó "una nueva generación de periodistas y de un nuevo modo de entender a la comunicación".


La otra ley de medios
 Por Andrea Sosa Alfonzo. Después del 7D se abrió otro panorama: el debate acerca del lugar de los medios de comunicación alternativos y populares. Un proyecto de Ley en fomento de los medios de comunicación autogestivos impulsado por AReCIA, llegó al Congreso.

La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) llamaba a los medios de comunicación masivos constituidos en grupos multimedia a adecuarse a la nueva normativa. Sin embargo, en los hechos no significó un instrumento que impulsara la democratización para todos los espacios televisivos y radiales -en algo de esto radica la campaña 365D que impulsan diversos medios bajo la consigna “Queremos ver y escuchar medios comunitarios, alternativos y populares”- y no contemplaba a las publicaciones gráficas y de Internet.
Para saldar esta deuda con el sector, este martes se presentó en el Congreso el proyecto de Ley de Fomento a la Producción Autogestiva de Comunicación Social por Medios Gráficos y de Internet impulsado por las más de 250 publicaciones que integran la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA). La iniciativa fue ingresada en el parlamento por el diputado kirchnerista, Jorge Rivas.

La comunicación que queremos
La autogestión de publicaciones gráficas y sitios de Internet -Marcha es un ejemplo de este amplio arco de experiencias que relatan, construyen y apuestan a la comunicación como una herramienta de cambio social- data en la Argentina de una historia de más de veinte años. Primero, fue el neoliberalismo y luego del 2001 el neodesarrollismo, lo que imposibilitó el reconocimiento de los medios alternativos y populares en su aporte a la democratización de la comunicación, tanto en su dimensión simbólica, como material.

El reciente proyecto de Ley tiene entre sus objetivos saldar la deuda histórica del sector declarándolo “patrimonio cultural argentino”, elaborando un marco de fomento que permita el desarrollo de dichas experiencias, la protección de la circulación y el acceso a financiamiento.
Nuestra sociedad está atravesada por la concentración en pocas manos y voces. La monopolización de productos y de contenidos es un síndrome que data de una estructura democrática obsoleta respecto del desarrollo del periodismo cultural y político –mayormente impulsado por colectivos culturales, organizaciones sociales y comunitarias con un anclaje fuerte en un proyecto político mayor que las contiene-.
Es por esto que Rivas, el diputado que asumió la presentación del proyecto en el Congreso, reafirmó la necesidad de la norma, ya que “aporta la protección del Estado a medios gráficos independientes no sólo del poder político, sino también de los sectores concentrados de la economía”.
Además el proyecto propone la creación de un fideicomiso que permita a las publicaciones autogestivas -la categorización define ya en sí misma quiénes pueden ser beneficiarios y quiénes no- el acceso a subsidios y créditos a tasas blandas y en el mayor plazo de pago posible, la exención del IVA en toda la cadena de producción, del impuesto a las Ganancias y los derechos de exportación e importación.

Ahora, que nos escuche el Estado
Hoy las revistas culturales y los sitios de Internet –leídos por más de un millón y medio de lectores- son reflejo no sólo de estas luchas, sino de la consolidación, y la formación de una nueva generación de periodistas y de un nuevo modo de entender a la comunicación. Desde lo autogestivo constituye ya no un lugar de marginalidad y de tránsito, sino de profesionalismo y compromiso con un proyecto más grande –hacer periodismo independiente no es más que el ocultamiento de los procesos de dominación que se sostienen a través de los medios hegemónicos-.
En diálogo con el programa “Con el Pie izquierdo” de Radio Sur FM 88.3, Julia Pomies de la Revista Kiné integrante de AReCIA, señaló que la finalidad del proyecto de Ley se centra en el desarrollo integrado, equitativo y eficiente de la estructura productiva y sobre todo de una alerta hacia el Estado en su función democratizadora.

Diversos actores nucleados en AReCIA que participaron del proyecto acordaron que los principales problemas que enfrenta el sector “son la distribución, la compra del papel en forma anual a precios más rentables, contar con algún tipo de crédito blando y la exención de algunos impuestos” que permitan un mayor grado de penetración en los kioscos y puntos de venta.
Parte de la situación actual que atraviesan las revistas culturales independientes radica en la concentración del servicio en manos del grupo Clarín, quien viene realizando maniobras de expulsión de los canales de distribución, imponiendo nuevas condiciones de comercialización (un costo fijo por ejemplar vendido) perjudiciales para las revistas culturales en relación a las revistas comerciales.

Muchas de las publicaciones tanto gráficas como de Internet coinciden en palabras de Pomies en que “sus intereses, sus preocupaciones, sus textos, no tienen cabida en los medios hegemónicos y comerciales. Nuestra idea es No queremos ser grandes, queremos ser muchos”, afirma Pomies.
Según Pomies, “los otros medios, los hegemónicos” tienen “enormes sumas en concepto de pauta publicitaria oficial” por eso es que uno de los puntos de la presentación radica en “la creación de un Fideicomiso que destine un 20% del aporte de la pauta oficial a préstamos y subsidios” para los medios contemplados en esta nueva ley.
Con el fin de acompañar la iniciativa y dar cuenta de los reclamos del sector además de Rivas firmaron el proyecto de Ley el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, y los legisladores Carlos Heller, Adriana Puiggrós, Héctor Recalde, Remo Carlotto y Omar Plaini entre otros.

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