Nos preguntamos qué
significa «sindicalismo de liberación», ¿emancipar a la clase de les
trabajadores de qué? Una primera respuesta hallémosla en posibilitar que una
creciente mayoría abajo rechace la creencia infundida por el sistema de que el
Capital crea riquezas y oportunidades laborales cuando es al revés.
Ruptura con la lógica del Capital para analizar realidad y llegar a la propuesta de la socióloga Graciela Hermoso de "Interrogantes y principios emancipadores".
Mientras esperamos las vacunas.
Extractivismo y
Corporaciones
vs. Planeta
Por Graciela
Hermoso
Socióloga
Desde que comenzó la pandemia por el
desarrollo del Covid- 19 (coronavirus) a fines de 2019 hay muchos interrogantes
y llama la atención lo poco que se habla de sus posibles causas, y el estado de
excepción y control estatal derivado de ella nunca visto.
Quienes vamos escudriñando las modalidades que
el sistema capitalista adopta históricamente, no nos sorprende tanto esta
crisis sanitaria, sino más bien lo sobrevaluada que está respecto a otras que
sí constituyen un flagelo humano y ambiental. Este estado de crisis sistémica
civilizatoria con consecuencias sociales, sanitarias, políticas, económicas,
culturales y ambientales profundiza la exclusión social y la concentración
económica con mecanismos de regulación que nada tienen de “invisible”, como
sostienen los defensores del modelo.
El estado ecosocial que atravesamos, incluida
esta llamada pandemia, la entendemos como capítulos de la lucha por los bienes
y concentración de poder, que ahora forzado por el inminente cambio climático,
recrudece. En este proceso vemos el avance en la reprimarización de las
economías que son “despensas del mundo”, América Latina y África que transitan
un panorama crisis socioambiental y caída en el precio de las commodities
hasta el 2030.
En el marco de esta pandemia, haciendo un
repaso de los últimos años del papel de las corporaciones, vemos como el lobby
nuclear sobre la OMS, ha hecho casi inexistente los estudios
epidemiológicos en zonas de catástrofes atómicas; del mismo modo que el
lobby empresarial extractivista logra que se apaguen las señales de alarma
sobre el crecimiento de enfermedades asociadas a las formas de explotación y
producción en distintas regiones del mundo. Sólo por poner un
ejemplo en la parte central de Argentina, el modelo de agricultura
tóxica contabiliza 2.172 pueblos fumigados. Según estudios supervisados
por la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, entre abril de 2017 y marzo de 2018,
el cáncer fue la causa del 50 % de las muertes, mientras que tal incidencia en
la media nacional se situaba en el 20 %. Como diría Andrés
Carrasco “hay pruebas científicas y sobre todo hay centenares de
pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria”.
Lo mismo podemos decir de las
consecuencias observadas en las llamadas “zonas de sacrificio” con
explotaciones mineras altamente contaminantes, extracción de petróleo y
gas a través de la técnica de fractura hidráulica o fracking, o las
derivadas de la explotación de litio, que evapora millones de litros de agua,
afectando a comunidades, ecosistemas, etc. y cuyas consecuencias
sanitarias, que no son las únicas, son ignoradas.
Desde el ingreso de políticas neoliberales en
los 90, con una ola de privatizaciones, y ajuste estructural y sobre todo
a partir del 2000 en América latina consolidó un modelo basado en
la exportación de materias primas, ligado al uso intensivo de bienes:
megaminería a cielo abierto, monocultivo con modelo agrotóxico, fracking, etc.
Entre los muchos efectos negativos, el deterioro de la salud fue creciendo a la
par del aumento de los megaproyectos y las resistencias sociales. Este
modelo, persiste en la región y en nuestro país y ha sido reforzado por cada
gobierno avanzando sobre los derechos de las comunidades y de la
naturaleza.
En tal sentido resulta significativo observar
algunas instituciones que sostienen este modelo:
Organización Mundial de la Salud
El proceso de privatización que ha sufrido la
OMS desde su creación en 1947 hasta hoy, da cuenta no sólo de los cambios en la
constitución de los aportes, sino que va mucho más allá. La OMS pasó de velar
por la condición sanitaria de los países miembros, objetivo con el que fue
creado, a inscribir prioridades de la agenda sanitaria internacional conforme a
los intereses de quienes más aportan, que son las corporaciones. El peso de
éstas ha avanzado en simultáneo a la retracción de las contribuciones de los
Estados miembros. En esta composición de intereses se determina qué poner en
valor y qué desechar en materia de salud como digno de atención. Son estas
organizaciones quienes deciden qué programas financiar conforme a sus
intereses. Sabemos, cómo condiciona esto la investigación independiente y
también el accionar de los Estados en instalar las necesidades de la población
por encima de las ventajas económicas de las Corporaciones.
En el caso de la Gripe A , de 2009, el
carácter de epidemia lo recibió gracias al cambio de concepto que,
la OMS determinó también en 2009: pasó de ser entendida como: una infección de
alcance global, que ocasiona una gran número de muertes, a instalarse solo
como: “una infección de alcance global”. Esto significó poner el mundo en
alerta, el accionar de dispositivos y la comercialización de medicamentos
protegidos por patentes para resolver una situación que causó
menos muertes que la gripe común, claro con una magnífica maquinaria
publicitaria. Cómo salió beneficiada la industria farmacéutica después de
esta situación es algo que merece ser estudiado. También merece atención la
vacuna del Papiloma humano, cuya eficacia, en términos de T. Forcades no
está debidamente probada, y ha registrado cuantiosas contraindicaciones
en distintas regiones del mundo donde se la ha utilizado.
Hoy, más de la mitad del presupuesto de la OMS
es aportado por empresas multinacionales y fundaciones multimillonarias:
Nestlé, Coca Cola y la
Fundación Bill y Melinda Gates.
Nestlé está lejos de ser la empresa al cuidado
de la familia. Enfrenta
desde los años 70 un boicot internacional, por deshonestidad comercial. Sus
productos han recibido numerosas críticas, algunos por los componentes
cancerígenos y la publicidad engañosa con la cual los promociona. Nestlé,
después de numerosas críticas, ha reconocido la peligrosidad de los
productos lácteos que “gratuitamente” distribuye en países del sur, que son
usados en hospitales para lactantes.; a pesar de tal reconocimiento,
sigue produciéndolos amparado en la falta de leyes protectoras de la salud en
estos países. Estos productos “gratuitos”, entre otras cosas compiten
desalentado la lactancia materna y crean un estado de dependencia a la leche
artificial que se mantiene por años, generando altísimas ganancias para
la empresa mientras desalienta la lactancia materna a partir de una
fuerte presión publicitaria . Al respecto según datos de Unicef, la falta de
amamantamiento y la leche en polvo incrementa en un 25 % la posibilidad
de contraer enfermedades serias en lugares que no tienen acceso al agua
de calidad.
En cuanto a la multinacional Coca Cola,
hay un estudio publicado en American Journal of Preventine Medicine, que da
cuenta como 96 organismos nacionales de salud de los EEUU, fueron financiados
entre 2011 y 2015. Este hecho que se produce después de las numerosas críticas
respecto a las consecuencias en la salud, sobre todo del azúcar usado en
algunos de sus productos. Entre instituciones financiadas están la Sociedad Americana
contra el Cáncer, la
Asociación Americana contra la Diabetes, universidades,
organismos nacionales de salud, etc.
Quien más aporta a la OMS, es la Fundación Bill y
Melinda Gates, creada después del escándalo por violar las leyes que regulan la
competencia, en el mercado informático. La Fundación está ligada a
la industria farmacéutica. En estos días Inovio, sostenida por la
Fundación, recibió autorización de la Administración de Alimentos y
Medicamentos de Estados Unidos para probar una vacuna contra el covid-19
en humanos.
Respecto al caso de la pandemia actual
producida por el covid-19, algunos organismos de investigación como
el CNR consideran que no es tal.
Las campañas de vacunaciones masivas son
ejemplos de este sentido y constituyen un ejercicio de fuerza en el sentido que
son obligatorias y con una buena parte de la comunidad científica
desaconsejándolas por la relación que han observado entre ellas y algunas
enfermedades como por ejemplo el aumento en los casos de autismo. O las
complicaciones observadas con la vacuna del Papiloma como ya mencionamos. Estas
maniobras se hacen descartando verdaderos flagelos humanos, desviando recursos
con la finalidad de no permitir la investigación y la acción de lo
que no forma parte del interés de la industria farmacéutica.
Corporaciones y otros escenarios.
Solo por nombrar algunas acciones, las
inversiones de la
Fundación Gates se emparentan con actividades de Bayer y
Monsanto, de quienes no hablaremos, ya que excede el propósito de este
artículo. Sabemos bien que son empresas especialistas en no respetar la salud y
el ambiente, vinculadas sobre todo al desarrollo de la agricultura dependiente
de tóxicos. Gates quien mencionó años atrás, que las futuras guerras podrían
venir de la mano de algún peligroso virus y no de los armamentos
convencionales está actuando en varias regiones y entre otras cosas interesado
en el litio de Argentina.
Como dijimos estas, y otras corporaciones,
apoyadas por instituciones del sistema capitalista actual, financian
hospitales, universidades, investigaciones, capacitaciones y determinan por
sobre los gobiernos prioridades sanitarias, intervienen en el mundo social,
educativo, cultural, productivo y científico de los territorios donde operan,
en connivencia de las elites gobernantes locales, ocasionando grandes crisis
sociales y ambientales.
Interrogantes y principios emancipadores.
Volvemos a mencionar la connivencia
económico-política que da apoyo al capital en detrimento de la vida
humana, la de las otras especies y del Planeta, y sobre la cual se configuran
los sistemas que están llevando al mundo a un grado de vulnerabilidad nunca
visto y que ha contribuido a perder la noción de que somos seres
ecodependientes
¿Cómo se reconfigurará el mundo después de
esta crisis? ¿Cómo cambiarán nuestras subjetividades?
¿La transición energética, el abordar las
consecuencias del cambio climático, y la escasez de bienes, se resolverá con
más despojo en algunos territorios?
¿Cómo responderán las regiones pobres,
dadoras de las materias primas necesarias para el cambio?
¿Presagios sobre un nuevo orden, control
virtual, desconexión social, cambios en la relación del poder con nuevos
actores, pero el mismo modelo de exclusión o esperanzas de una nueva humanidad?
Lo que sí sabemos es la gravedad de
naturalizar las condiciones de explotación económica y social que el sistema se
empeña en mantener.
Principios del Buen Vivir, nuevas formas de
participación social y política, muchas de ellas nacidas de la resistencia al
sistema, y el decrecimiento económico, aportan como horizontes esperanzadores y
emancipadores.
Reflexiones estas que pueden estar asociadas
a las posibles causas de la pandemia actual y que tal vez puedan ayudarnos
cuando imaginemos el mundo en el que queremos vivir al salir de ella.
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