Brasil. Reforma agraria popular
y lucha por la tierra
Por Instituto
Tricontinental, Resumen Latinoamericano, 7 abril 2020
(...)La reforma agraria popular
En este contexto, el
MST se ve estimulado a redefinir sus acciones estratégicas y su programa
agrario. Con la consolidación del agronegocio a principios de la década
de 2000, ya no cabía luchar por una reforma agraria de tipo clásico,
pues era evidente que el desarrollo de las fuerzas productivas en el
campo se estaba produciendo en las bases del capital, ya marcadas por
una profunda crisis estructural, que disminuía aun más los márgenes de
participación democrática del pueblo en el acceso a la tierra, lo que
supondría una reforma agraria que reconstruyera las relaciones de poder
existentes en torno a la propiedad privada. El gran capital, ahora
hegemonizado por el sistema financiero y no por el industrial, ya no
tenía la necesidad de realizar una reforma agraria, como sucedió en
décadas anteriores; se había reinventado y descubierto nuevas formas de
acumular riqueza. Las mismas tierras que en su día fueron objeto de
disputa entre lxs sin tierra y los latifundistas atrasados e
improductivos pasan a ser blancos del agronegocio.
Cada vez más, la
lucha por la reforma agraria implica enfrentar al capital, lo que se
manifiesta en la lucha contra las grandes empresas transnacionales, como
las del agronegocio, responsables por la producción de los agrotóxicos,
las semillas transgénicas y el agotamiento de los recursos naturales.
Las consecuencias de este modelo destructivo del medioambiente pasan a ser paulatinamente sentidas por la mayor parte de la población que vive en los grandes centros urbanos. Contaminación y escasez de agua, envenenamiento de alimentos por agrotóxicos, cambio climático y aumento de la población en las grandes ciudades son solo algunos ejemplos de la intrínseca relación entre las cuestiones agraria y urbana en la actualidad.
La realidad impone la
necesidad de actualizar la lucha por la reforma agraria. De esta forma,
el concepto de reforma agraria clásica pasa a ser sustituido por el
concepto de reforma agraria popular, que ahora incorpora no solo la
necesidad de tierra para quien la trabaja, categoría central en los años
80 y 90, sino la necesidad de producir alimentos saludables para toda la
población, dándole un carácter popular a la reforma agraria.
La reforma agraria deja de ser de interés solo para las poblaciones que
viven en el campo y se transforma en una necesidad del conjunto de la
sociedad.
De la misma manera, el campesinado solo ya no es capaz de alterar la
correlación de fuerzas para reorganizar la estructura agraria. Ello solo
será posible cuando las poblaciones de las ciudades también comprendan
la necesidad de realizarla.
En ese sentido, la
centralidad de la lucha por la tierra pasa a ser en torno a la disputa
por el modelo agrícola. Si antes el enemigo se centraba en la figura del
antiguo latifundista, ahora se volvió mucho más poderoso, ya que el
propietario de tierras se alió con las grandes multinacionales del
sector, con el sistema financiero y los medios de comunicación de masa,
responsables por propagandear ideológicamente la concepción de
agricultura propuesta por el agronegocio. El antiguo latifundio arcaico
e improductivo se “modernizó” y ahora cuenta con alta capacidad
productiva.
Por lo tanto,
la
reforma agraria popular es una estrategia de resistencia al modelo del agronegocio, que apunta hacia nuevas formas de lucha y reúne los
fundamentos del modelo que queremos construir en el futuro, pero con
acciones efectivas de cambio en el presente.
Sembrar la reforma
agraria popular en el momento histórico actual implica modificar la
forma hegemónica de producir alimentos. Presupone disputar los medios de
producción, teniendo en la agroecología y en la cooperación los
instrumentos de estudio y aplicación teórico-práctica en contrapartida
al agronegocio. La base del modelo del agronegocio tiene como fundamento
una producción extensiva de
commodities para la exportación. La desvinculación con el
medioambiente —al deforestar enormes áreas— obliga a la utilización
masiva de agrotóxicos, agotando el suelo, contaminando el agua, la capa
freática y los alimentos.
Por otro lado, el
programa de reforma agraria popular tiene la matriz agroecológica como
base de la producción agrícola, priorizando la producción de alimentos
saludables y diversificados para el mercado interno en armonía con el
medioambiente. Junto a eso, es preciso desarrollar un modelo económico
que distribuya los ingresos y que mantenga a las personas en el campo
para combatir el éxodo rural. Por eso, ella presupone la creación de
agroindustrias al mando de lxs propixs trabajadorxs en los
asentamientos.
Sin embargo, el concepto de reforma agraria
popular va mucho más allá de las cuestiones productivas. Pasa también
por la construcción de nuevas relaciones humanas, sociales y de género,
enfrentando el machismo y la lgbtfobia, por ejemplo. Pasa por garantizar
el acceso a la educación en todos los niveles en el medio rural, al
mismo tiempo que tiene como propósito construir formas autónomas de
cooperación entre lxs trabajadorxs que viven en el campo y su relación
política con las masas urbanas.
Ya son muchas las
iniciativas en este sentido, mediante la agrosilvicultura, el cultivo de
semillas criollas, el procesamiento y la agroindustria, las ferias de
comercialización directa, la investigación científica, la formación
técnica y el uso de nuevas tecnologías.
Ante la complejidad del asunto y de los desafíos que se enfrentan, todavía es importante resaltar que no fueron solamente los cambios en la naturaleza del capital los que llevaron al MST a reformular la lucha por la tierra. La génesis de esos movimientos pasa necesariamente por la transformación de la sociedad, y fue justamente a partir de este elemento que fue gestada una cultura política y organizativa entre las familias sin tierra que maduró en la concepción de reforma agraria popular. Su plena realización, evidentemente, depende de cambios estructurales en la sociedad. Por ello, busca compartir con la clase trabajadora no solamente una reivindicación justa, sino un proyecto de poder, soberano y popular.(...)Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2020/04/07/brasil-reforma-agraria-popular-y-lucha-por-la-tierra/
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